El andador Quetzalcóatl, ubicado en la colonia centro de Tula de Allende fue uno de los lugares afectados por la inundación del pasado 6 y 7 de septiembre.
Al caminar por el andador, a poco más de 4 meses de aquella tragedia, se pueden observar casas con vidrios rotos, pintura que se descarapela de las paredes por la humedad guardada y decenas de puertas con la leyenda “Vivienda censada”, que representa a igual número de familias que lo perdieron todo o casi todo y se vieron obligadas a buscar la manera de salir delante de nuevo con la esperanza de que lo que vivieron la noche del 6 y madrugada del 7 de septiembre no se repita jamás.
No todo es gris, también existen comercios que ante la necesidad y con lo poco que tenían, volvieron a abrir en cuanto les fue posible y que poco a poco recuperan lo que tenían pre-inundación.
Aunque no todos corrieron con la misma suerte y también existen más de un par de cortinas cerradas y locales con las ventanas rotas y sin servicio.
Los vecinos que viven en la calle Quetzalcóatl expresan su preocupación al no encontrar una solución que les permita recuperar lo perdido y la certeza de que lo sucedido no se repetirá. Denuncian asaltos en la zona pues muchas casas se quedaron sin inquilinos tras declararlas inhabitables.
