¿A ellas les gustan los chicos malos?

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Por Víctor Sandoval Fuentes*

Pasaban las dos de la madrugada y reflexionaba sobre el magnífico cuento que acababa de leer: Marcha nupcial, del genial Rafael F. Muñoz. No quiero arruinarles el relato en el que Pancho Villa es protagonista, revelando detalles puntuales, y sólo destacaré una de las ideas que el autor chihuahuense deja botando: a las mujeres les gustan los chicos malos.

A cien años de aquella época revolucionaria sigue vigente esa máxima: los rebeldes, los hombres sin ley, los renegados, son aún la fascinación de muchas… pero ¿cuál es la otra cara de la moneda, la parte siniestra detrás de esta concepción romántica?: La mayoría de esos personajes son extremadamente violentos y, por supuesto, a ninguna mujer le gusta ser maltratada.

¿Qué ha sido de nosotros los hombres desde entonces, aún anhelamos ser uno de los Dorados de Villa para poder robarnos a cuanta muchachita nos plazca?, ¿todavía buscamos ser los malos para enamorar y luego subyugar a nuestras mujeres? Este era el tipo de preguntas que me daban vueltas por la cabeza aquella calurosa madrugada de mayo.

Al otro día, mientras cocinaba unos ricos huevos con tortilla para desayunar con mi pareja, entendí que sobre el hombre de hoy pesan cientos de miles de años de machismo y apenas los contrarrestan unos pocos de verdadera evolución, encaminada a convertirnos en el más puro complemento al que estamos destinados a ser con la mujer.

Considero que conseguir una sana, consciente y fiel equidad de género es el gran e inevitable reto para el hombre del siglo XXI. Conseguir que nuestra masculinidad, tan ensalzada y bañada de rudeza, olvide ser frágil y consentida; dejar de lado esa chocosa vulnerabilidad que conduce con extrema facilidad a la agresión.

El panorama es terrible. Ante el confinamiento obligado por la pandemia del COVID-19, las denuncias al número de emergencia por violencia contra las mujeres se han disparado en un 42%, de acuerdo con las estadísticas que arrojó el mes de abril en comparación con el mismo periodo del año pasado.

Confieso que me he encontrado en situaciones en las que un comentario, el cual (lo juro) no tenía ninguna intención de ser machista, fue tomado como tal, y vaya que es difícil resarcir lo dicho. Para el ‘hombre moderno’, la forma en que se comunica también debe evolucionar; sus palabras deben ser doblemente pensadas para no incurrir en los llamados ‘micromachismos’, ni herir susceptibilidades de los y las más puristas del tema.

Es un trabajo diario, constante. Un esfuerzo individual del que hay que contagiar a nuestros hijos, hermanos, padres, amigos, compañeros. Ahora me pregunto, ¿cómo habría hecho yo tal labor de convencimiento con el Centauro del Norte?, creo que comenzaría con un: “Me va usted a disculpar, mi general…”

*Víctor Sandoval Fuentes es Licenciado en Periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Con más de una década de experiencia en las redacciones digitales de medios de comunicación nacionales e internacionales, tales como Récord, Telemundo o Televisa, el autor es observador de la correcta ejecución de los géneros periodísticos, así como un apasionado amante de la lectura y los viajes.