ANSIEDAD Y DEPRESION, UN PARADIGMA SOCIAL

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Por: Octavio Torres Núñez

 

Ansiedad y depresión son dos trastornos emocionales complejos, que implican también problemas en pensamientos y conductas que afectan al individuo hoy en día, tienen un impacto directo en la salud mental y emocional de millones de personas; hoy en día son un factor fundamental de preocupación global, y en México no somos la excepción.

Las causas son multifactoriales, ya que ambos trastornos pueden obedecer a alteraciones internas o externas al sujeto, lo que los detonan o activen.

La ansiedad y la depresión son conductas que acompañan al ser humano a lo largo de su vida, por diferentes eventos y la mayoría de las personas hemos transitado por alguno de ellos en algún momento, es parte de la condición humana.

El problema radica cuando alguna de las dos se convierte en una conducta crónica permanente e incapacita poco a poco al individuo a desarrollar su vida, creándole conflictos en las diferentes esferas en la que un individuo comúnmente se desarrolla: familia, pareja, trabajo, vida social.

También tienen un impacto directo en su salud física, deteriorándola paulatinamente hasta incapacitar a la persona, a esto se le llama en psicología somatización (el efecto del deterioro mental y emocional en el cuerpo).

Tanto la depresión como la ansiedad, aunque son distintos, presentan ciertas similitudes que pueden ocasionar confusión al intentar distinguirlos.

La ansiedad es un sistema de alerta que se activa en previsión de un peligro o amenaza futuro. Como respuesta intensa que es, resulta muy fácil que se asocie a diferentes estímulos o situaciones.

Genera una marcada activación del sujeto que sirve para que se pongan en marcha conductas como de escape, evitación o la lucha con los elementos amenazantes, que pueden ser reales o imaginarios y detonan conductas y trastornos emocionales extremos.

Por lo tanto, cuando se convierte en problema (por ser desmesurado respecto al estímulo que la genera, por presentarse repetidamente y/o prolongarse en el tiempo) generando un sin número de trastornos que pueden confundirse con otras enfermedades si no se diagnostica o identifica adecuadamente por un profesional de la salud mental.

Además, es común que la actividad biológica y orgánica del individuo se manifieste también a nivel psicológico, produciéndose un mayor número de distracciones, hipervigilancia, aprensión, irritabilidad, inseguridad, trastornos de sueño, trastornos de alimentación, síndrome metabólico entre otros.

La ansiedad, por tanto, se centra en la prevención respecto al futuro para que no se produzcan ciertas consecuencias desagradables que se presuponen que imagina el sujeto que sucederán.

En los trastornos de ansiedad hay otra serie de características diferenciales o de la depresión. No hay variación a lo largo del día del estado de alerta (salvo en algunos casos excepcionales).

Algunos síntomas fuertes suelen manifestarse con actos anticipatorios, que suelen sentirse peor al despertarse y primeras horas del día). No es estacional, es decir la detonan las diferentes épocas del año. Por otro lado, la ansiedad no implica pérdida de la capacidad de disfrute y obtención de placer, como sucede en la depresión.

 

La ansiedad puede desarrollar conductas de riesgo, que ponen en peligro la vida de la persona que la padece y de los que están a su alrededor, es una de las principales causas detonantes de las adiciones en todas sus manifestaciones, así como conductas de codependencia en el sujeto, que al igual que la depresión si no se atienden oportunamente pueden terminar en suicidio, conductas violentas y trastornos psiquiátricos

 

Por otro lado, la depresión o estado de ánimo deprimido se activa ante eventos pasados que implican pérdida, degradación, desanimo, produciéndose conductas quietud e inactividad, disminución de los movimientos físicos, y una tristeza profunda.

Si no es excesiva, sirve para dejar que el tiempo cure las heridas, recibir apoyo social y emocional que sustituya las posibles pérdidas, recargar la energía, y facilitar la resolución de los problemas.

Pero si persiste en exceso, puede ser que los conflictos existentes o imaginarios permanezcan irresueltos, se produzca aislamiento social, pérdida del sentido de la existencia, mayor abatimiento y la creencia de que no existe solución para los problemas.

La atención y el pensamiento se orientan preferentemente a pérdidas, fallos o degradaciones imaginarios o reales, que generan honda tristeza, culpa inapropiada, disminución de la autoestima y, en algunos casos, ideación suicida, que puede ser consumada en un acto que atente contra su vida, sentimiento de culpa, sensación de inferioridad y, por supuesto, baja autoestima

Al igual que la ansiedad, la depresión puede llevar a las personas a caer en conductas de riesgo, altamente peligrosas, colocándolas en un tobogán emocional del cual les sea difícil salir con facilidad.

No siempre se presentan con claridad manifestaciones de ansiedad y depresión y, a veces, simplemente ambos trastornos se presentan unidos.

De tal modo que en determinadas personas es posible encontrar depresión con algunos de los rasgos enunciados para la ansiedad, y a la inversa, personas con ansiedad patológica que presentan características propias de la depresión.

Tanto ansiedad como depresión son formas de reaccionar ante eventos externos o internos. Por lo que en ellas son muy importantes la atención oportuna a tiempo y el tratamiento con un profesional de la salud mental, que no sea coaching, consejero religioso u orientador.

En nuestro país, a partir de del 23 de octubre de 2019 se pondrá en marcha de manera oficial la norma NOM-035-STPS-2018, Factores de Riesgo Psicosocial en el Trabajo -identificación, análisis y prevención- emitida por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.

Esta norma tiene como objetivo, identificar y prevenir factores de riesgo psicosocial, así como promover un entorno organizacional favorable en los centros de trabajo.

Esto abre un panorama sin precedentes en materia laboral en México que busca prevenir todos aquellos factores psicosociales que detonen los trastornos anteriormente descritos consecuencia de los ambientes de trabajo desfavorables.

Recordemos que los factores de riesgo psicosocial son aquellos que pueden provocar trastornos de ansiedad, estrés grave derivado de la naturaleza de las funciones del puesto de trabajo o actos de violencia laboral al trabajador por el trabajo desarrollado.

El cumplimiento de la Norma Oficial Mexicana resulta ser obligatorio para todos los centros de trabajo del territorio nacional; sin embargo, hay capítulos específicos que deben cumplirse dependiendo del número de trabajadores de la organización.

Todas las empresas ya sea con 15 y 50 colaboradores, o con más de 50, deben aplicar indistintamente de la organización.

Es urgente poner atención en la salud mental en nuestro país, ya que los factores sociales y económicos actuales predisponen a la sociedad a manifestar altos grados de ansiedad y estrés, siendo este último la segunda causa de enfermedad a nivel nacional.

 

*Psicólogo Clínico