Distrito Tula, hacia 2018.

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Distrito Tula, hacia 2018.

Por Fernando Ávila Báez.

¿Cómo va a jugar Hidalgo sus dos escaños en el Senado, sus siete diputaciones federales y sus 18 diputaciones locales en 2018?

¿Cuál es el papel que jugará el distrito de Tula, cabecera federal y una de las dos cabeceras locales, junto con Tepeji del Río?

La alternancia política, que alcanzó después de un largo y tormentoso proceso la Presidencia del país y que muy poco aportó para el «cambio verdadero» al que aspiramos los mexicanos, es el principal fantasma que ronda Los Pinos.

Sin embargo, en la dura prueba que han significado para las instituciones, para todos los partidos, para los aspirantes presidenciales y para el INE las desgracias provocadas por los fenómenos naturales, sismos y huracanes, la estructura operativa del PRI, el partido del Presidente Peña Nieto, se ha fortalecido y se apresta a dar la pelea con ánimo triunfador junto con sus aliados del Verde, de Nueva Alianza y de Encuentro Social.

En Hidalgo la alternancia ya es una forma de vida y el responsable de las instituciones estatales, el gobernador Omar Fayad Meneses, así lo ha entendido: gobierna con un congreso de mayoría a su favor, sí, pero con casi dos terceras partes de las alcaldías en manos de opositores, unos reales y otros «de chocolate».

Con todo, el PRI es la primera fuerza política estatal, su gobierno ha ganado en el primer año una calificación aprobatoria.

No así los diputados locales, de quienes se esperaba más y no se mira que en la recta final vayan a alcanzar un mejor desempeño en el último tramo de la legislatura.

El líder del priísmo en la entidad lleva mano en la definición de las candidaturas para el congreso que debe acompañarle en la parte más robusta de su mandato y, sea o no Miguel Ángel Osorio Chong el candidato presidencial, será escuchado en las candidaturas al congreso federal.

Le competirán al tricolor, sobre la base de una creciente inconformidad legítima, acrecentada por sectores radicales de la «irracionalidad social» que ni son de derecha ni son de izquierda (mostradas principalmente en la volatilidad de las redes sociales), Morena y el Frente Ciudadano Por México (PAN-PRD-Movimiento Ciudadano).

El serio desequilibrio que se ha desatado al interior de todas las fuerzas de oposición al PRI por las candidaturas, que muy difícilmente será superado, va a pasar factura el día de las elecciones.

La abrupta salida, hoy, de Margarita Zavala Fernández Del Campo del PAN, el partido que llevó a su esposo Felipe Calderón a la Presidencia, y su virtual postulación independiente a la primera magistratura, es apenas una señal visible de lo mucho que ocurre a puerta cerrada.

El primer y principal efecto será una insuficiencia de sus representantes en las casillas, y aunque el flujo de votos a su favor podría compensarles en algunos distritos ese desajuste, tal vez no les alcance para ganar la presidencia.

Esa es la principal apuesta del PRI, la difuminación del voto opositor, de ahí el recurso interpuesto por su representante en el INE en contra de la creación del Frente.

Mientras este contexto se mueve, ya hay una primera relación de nombres -esta que siempre es muy larga- pensando en que desde diciembre de 2017 tendrá que depurarse hasta que al escritorio del candidato a la Presidencia llegue únicamente con los nombres de aspirantes que garanticen triunfos electorales.

Así están las cosas para Tula, en donde la baraja de todos los frentes político partidistas es muy, muy limitada.

A diferencia de otros procesos en los que las listas locales estaban plagadas de aspirantes, ahora las tres fuerzas en contienda registran nombres más que conocidos y comparten todos ellos un serio riesgo: si debieran atender la obligación de postular mujeres, todos están prácticamente secos.

Para el Frente Ciudadano por México, en ciernes, Ricardo Raúl Baptista González (ahora de MC) puntea para ser candidato a diputado federal, y disfruta sin rubores el respaldo de Gerardo Sosa Castelán, cualquier cosa que signifique para la política hidalguense este nombre. A la local, Manuel Badillo Hernández, Rosa Olivia García Villeda.

Para Morena no hay un nombre más que el ex dirigente gremial José Luis Rodríguez Higareda, a quien le precede una larga historia de favores bien cobrados entre los trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad en la planta «Francisco Pérez Ríos» de Tula. A la local, Luis Enrique Cadena García.

Para el PRI hay dos caminos: la posible reelección, conforme a la nueva ley, del actual diputado federal Fernando Moctezuma o la postulación de un perfil distinto entre el actual diputado federal suplente y secretario de desarrollo social, Daniel Rolando Jiménez Rojo; el actual presidente municipal de Tula, Ismael Gadoth Tapia Benítez, y las actuales diputadas locales Marcela Vieyra Alamilla (Tula) o Araceli Velázquez Ramírez (Tepeji del Río). Para la local, Reyna Juana Monroy Barrera en la fila oficialista y mucha morralla en la periferia.