El presidente de Tula, Cristhian Martínez Reséndiz, abonando a la pluralidad, invitó a integrantes de la asamblea municipal a involucrarse en tareas para beneficio social, incluso en responsabilidades que fueran más allá de las asignaciones en las respectivas comisiones.
Durante las primeras sesiones de cabildo, el ambiente que prevaleció al interior del recinto oficial se había tornado hostil y con divisiones entre fracciones, algunas derivadas por la naturaleza de la diferencia de visiones a la hora de hacer gobierno y otras más por una necesidad primaria de protagonizar.
Pero no todo ha sido encono en las sesiones; en el más reciente encuentro le tomaron la palabra al alcalde Martínez y de manera pública, prácticamente unánime, regidores -comenzando por los de oposición- aceptaron la encomienda de sumarse, sin pensar en colores o partidos políticos, a trabajos que contribuyan a mejorar el municipio de Tula en todos los rubros.
Se reflexionó en que hay servidores públicos que están poniendo sus unidades particulares para hacer trabajos públicos, con la intención de revolver la falta de transporte que tiene el gobierno “que hemos recibido en condiciones deplorables”, indicó un regidor naranja en sesión.
Hubo quienes con el ímpetu de los primeros capítulos invitaron a poner manos a la obra, literal, en actividades de servicios públicos y también quien puso a disposición sus conocimientos en administración para que se orienten los recursos de manera eficiente.
Palabras más, palabras menos, la asamblea ha concluido en que Tula se encuentra en un estado de emergencia por el estado deficiente en el que encontraron el gobierno municipal y, en ese sentido, no hay tiempo que perder.
Los ‘descolones’ y los escándalos (pero solo los que no han sido asistidos por la razón y la legalidad) que se han expuesto al arranque de los trabajos del órgano colegiado tulense no han brillado más que esta posición positiva de manifestar la intención de sumarse a los trabajos que benefician a Tula.
Esa exposición de tener ganas de trabajar y de hacer equipo sí que hay que hacerla pública y reconocerla porque poco nos hemos detenido a pensar en que perfil por perfil y en conjunto podríamos tener a una de las asambleas más interesantes en la historia de Tula que, de hacer match, ofrecerían a nuestro municipio avances determinantes. El reto está en que la soberbia, la falta de humildad y el protagonismo no estén por encima del bien colectivo.
No quiere decir que no siga la confrontación de ideas, porque finalmente esa es el alma del cabildo y el debate bien ejecutado siempre hay que celebrarlo, pero sí es tiempo para detenernos a pensar en que llegó la invitada de honor a la sala de cabildo de Tula, la cordura, al menos en la más reciente sesión. Es lo mínimo que se esperaría de las y los munícipes a quienes se les ha depositado la confianza. Bonita pincelada que luce para bien en este escenario de dificultades.