Tula, Hidalgo, México: aires de 2018

0
1345

En medio de un contexto global agitado, dentro de un ambiente nacional sumido en una crisis política en la que la credibilidad de las instituciones atraviesa por su peor momento en los últimos veinte años, y dentro de una crítica espiral financiera que no va a frenar, el relevo en los gobiernos estatal y municipales en Hidalgo se ha consumado.

Aunque la renuncia de Luis Videgaray a la secretaría de Hacienda pudiera tener en el fondo el propósito de impulsarlo a la candidatura del PRI para buscar suceder en el Estado de México a Eruviel Ávila como gobernador, también es vista como un fracaso de la política económica federal.

De la misma forma, el regreso de José Antonio Meade Kuribeña -amigo cercanísimo del Presidente Enrique Peña Nieto- a cargo de las finanzas del país también tiene la implicación política de ponerlo de lleno en la ruta hacia la candidatura del tricolor para la Presidencia en 2018.

Nada es casualidad. Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de gobernación y eficaz operador político del régimen tiene, ahora sí, un abierto competidor de su misma cuadra en el camino hacia la postulación de candidato presidencial.

Entre la política y la economía, entre la economía y la política, el panorama se compone… o se descompone; eso no lo sabremos pronto, tendrán que pasar muchas cosas para que los mexicanos podamos percibir el desenlace.

Lo que sabremos con claridad es el rumbo del naciente gobierno en Hidalgo, pues las primeras medidas adoptadas por el mandatario Omar Fayad Meneses, comenzando desde luego por la composición del gabinete, hablan de una intención franca de marcar un estilo propio.

Esto, sin romper lazos con los grandes grupos del poder en la entidad, pero sin desatender la demanda social, centrada en la lucha contra la corrupción, en un gobierno eficiente y en una justicia accesible.

Lo mismo ocurre ya en el municipio de Tula, en donde la principal apuesta del presidente municipal Ismael Gadoth Tapia Benítez ha sido ponerse del lado de la gente e integrar un equipo marcadamente plural que en definitiva concilia en la historia los intereses de los sectores poblacionales, pero no de los grandes grupos de interés político.

Estas dos coincidentes acciones, una del gobernador y la otra del alcalde tulense, parecen satisfacer el ansia popular de tener gobiernos transparentes, pero al mismo tiempo marcan un incómodo límite en la tradicional operación política que se hacía desde las oficinas públicas en favor de un partido o de un candidato.

El mayor costo de estas decisiones podría estar a cargo precisamente del partido político al que se hace referencia; pero, en un sentido práctico para el propio tricolor, sus liderazgos y su estructura tendrán a su disposición la ansiada oportunidad de operar con cierta independencia (y responsabilidad) para librar sus batallas y fraguar sus victorias con sus propios recursos.

De cualquier forma, la gente ya no cae fácilmente en trampas y eso es bueno para todos en este México de siempre, con un Hidalgo nuevo, con un municipio de Tula nuevo.