El deporte en un escenario utópico

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Por Noe Paredes Meza

Director General de Corporativo UNNE y Fundador de Unidos X Tula A. C.

Hace algunos días, un entrenador de básquetbol juvenil me escribió para agradecerme por un apoyo brindado y, con el agradecimiento, vino una noticia que me llenó de orgullo: algunos de los jóvenes que conocimos y apoyamos, fueron seleccionados para ser parte del equipo que estará preparándose para una competencia internacional.

Ese momento me hizo reflexionar sobre la importancia de apoyar a nuestros jóvenes deportistas desde edades tempranas pues sé que esta experiencia será un parteaguas en su carrera deportiva y, sobre todo, en su vida personal.

Imaginemos un mundo utópico en el que todos los niños y niñas tengan acceso a instalaciones deportivas de calidad, entrenadores dedicados, programas inclusivos, presupuestos dignos. Un mundo en el que se promueva una cultura del deporte desde la cuna, donde los sueños de los niños se conviertan en realidades asombrosas.

En este escenario, la sociedad entera se beneficiaría. Los deportistas jóvenes se convertirían en modelos a seguir para las futuras generaciones, inspirando a otros niños a seguir sus pasos y a perseguir sus propios sueños. Además, el deporte se convertiría en una poderosa herramienta para combatir la obesidad y promover la salud en general, disminuyendo los índices de enfermedades relacionadas con el sedentarismo.

Afortunadamente, en la actualidad se ha despertado una conciencia mundial sobre la relevancia del deporte en el desarrollo integral de las personas. En el caso particular de México, país rico en talento y pasión deportiva, aunque hay avances y logros alcanzados, siguen existiendo omisiones y deficiencias que deben de atenderse. Hemos sido testigos, a través de la historia y de escándalos recientes, de cómo nuestras autoridades priorizan sus privilegios por encima de la gran oportunidad que tenemos para ser una potencia en el deporte.

Opacidad, desinterés, presupuestos que nunca llegan o que no son accesibles y una crisis constante es la que se vive en las canchas y en los entrenamientos de aquellos que sueñan con llevar el nombre de México a lo alto.

Como mexicanos, necesitamos entender que el deporte, sobre todo desde edades tempranas, trae consigo una amplia gama de beneficios que van más allá de las canchas y las medallas.

Regresemos al escenario utópico: las estadísticas revelarían lo que ya sabemos, que los jóvenes que practican deporte de manera regular tienen mejores resultados académicos, mayor autoestima y capacidad para enfrentar desafíos.

La actividad física estimula su desarrollo cognitivo y mejora la concentración y la memoria, lo que se traduce en un rendimiento académico más sólido. Además, el deporte fomenta el compañerismo, el trabajo en equipo, resiliencia y disciplina, habilidades fundamentales para la vida social y profesional.

En este mundo, los gobiernos, las empresas, la sociedad civil organizada y la ciudadanía en general, estaríamos comprometidos con la misma meta. Existiría coordinación y voluntad para desarrollar programas integrales y sostenibles, así como recursos financieros adecuados, políticas deportivas inclusivas y alianzas estratégicas en cada uno de los niveles sociales e institucionales.

La sociedad entera, valoraría y reconocería la importancia del deporte desde edades tempranas. Existiría mucha sensibilización y participación por parte de las familias, los medios de comunicación y la comunidad en general.

En realidad, este escenario no es necesariamente utópico, sino más bien un ideal hacia el cual podemos aspirar. Y, aunque existen desafíos y limitaciones, es posible y lo podemos lograr. ¿No creen?