Tula: ¿Es la hora de la sociedad civil?

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Sostengo que toda participación del individuo en sociedad es un acto político.

Se trata de la permanente lucha de las personas, los grupos de interés, por el poder en cualquiera de sus formas: el poder político, el poder económico, el poder de la fuerza (armada o sin armas).

Se trata de ganar. De que un criterio se imponga sobre otros para decidir el destino de los demás.

Las asociaciones civiles son organizaciones de personas que generalmente persiguen el propósito del servicio y su principal recurso es la voluntad desinteresada de sus agremiados por participar, transmitir a un semejante algún beneficio.

En 1850 se registran en México las primeras muestras de una acción social organizada y para 1919 cobraron un auge importante, al desarrollar labores caritativas o asistenciales, mismas que continúan hasta la fecha.

Aunque formalmente no deben intervenir en asuntos políticos; pero pueden, y lo hacen, directa o indirectamente.

Como individuos, los miembros de las organizaciones civiles o ciudadanas ejercen todos sus derechos e intervienen en asuntos políticos.

La polarización entre el gran grupo de mexicanos que ostenta las posiciones de poder político y gubernamental en nuestro país (y en la mayoría de los estados), ha abierto espacios para que la sociedad civil organizada se exprese, participe y pase al terreno del activismo.

La reacción pública y masiva a las políticas públicas del gobierno federal ha venido de los ciudadanos, más que de los partidos políticos. De hecho, estos se han aprovechado para colgarse del impulso civil en las recientes manifestaciones callejeras, como se ha visto.

El desgaste histórico sufrido por los partidos en el sistema político mexicano, más el deficiente desempeño de los gobiernos, de las personas a cargo de las instituciones, hace que los grupos civiles pacíficos sean hoy protagonistas de los procesos democráticos.

Aunque las victorias de los candidatos independientes han sido mínimas en los procesos electorales, los líderes de las organizaciones civiles han ido cobrando mayor fuerza en el escenario local, regional y nacional.

En Hidalgo es larga y nutrida la historia de las organizaciones civiles, las ha habido con fines políticos enmascarados o cínicos, como las ha habido con fines estrictamente altruistas y humanitarios.

En el contexto de la región sur de la entidad, Tula-Tepeji, que comprende una veintena de municipios entre medianos y pequeños, el protagonismo de las asociaciones civiles va siendo más consistente.

Sin tocar a las organizaciones liberales que en forma de logias inciden favorablemente en el desarrollo de todos los aspectos del individuo, de la familia o de la sociedad.

Cáritas -de la iglesia católica-, Club de Leones, Club Rotario, Cruz Roja son las grandes “marcas” que existen desde hace unos cincuenta años en Tula.

Tras ellas han habido una serie de organizaciones como Club Avante, Club Amigos de Tula, más recientemente Cruz Azul Pro-Comunidades, el Patronato de la Preparatoria “Sara Robert”, la Cámara de Comercio, la Asociación Tula-Benicia, Adelante! o la Asociación Deportiva Tula (ADT).

En las primeras dos décadas del siglo veintiuno, la figura de la asociación civil con fines de participación social (y, eventualmente, política) a través del servicio en Tula se vio fortalecida: UnidosXTula, Todos Somos Tula, Por Un Tula Unido, Coordinadora Ciudadana, Pro Jardín, Red de Conciencia Ambiental ”Queremos Vivir”, Tula de Allende Unido, Gran Asamblea de Damnificados Tula 2021.

Cada una con sus principios, banderas, membresías y logros, ocupan hoy un comprensible protagonismo en los procesos sociales y políticos que están en curso.

El referente de ese fenómeno es UnidosXTula. Sus causas abiertamente frontales han propiciado actos específicos: lucha contra la corrupción (han presentado denuncias formales por abusos de las autoridades municipales sobre los recursos presupuestarios), transparencia (han señalado casos de opacidad en las decisiones y acciones gubernamentales) y rendición de cuentas (han exhibido a servidores públicos y representantes populares que no cumplen con el mínimo requerido por la ley para informar sobre sus resultados).

Paralelamente atienden ciertas actividades de altruismo al gestionar apoyos para personas en situación de vulnerabilidad, impulsan a perfiles deportivos que prometen  hacia el alto rendimiento, promueven el desarrollo económico mediante la cultura emprendedora y empresarial.

Ese desempeño ha colocado hoy a su fundador, un empresario de 50 años, Noe Paredes Meza, entre las cinco opciones ciudadanas-políticas (o políticas-ciudadanas, si se quiere) viables, con posibilidades reales de postularse y de ganar una elección para la alcaldía en 2024 dentro de “la madre de todas las elecciones”.

Su caso es semejante al resto de los aspirantes: no han dicho que sí, pero no han dicho que no.

Así la sociedad civil organizada hoy en Tula, en Hidalgo, en México.