Marcelo Jiménez Cruz sería un hombre común como muchos de nosotros, si no fuera porque es uno de los cardiólogos más destacados del país, a quien la Presidencia de la Repúbica le hizo un reconocimiento por haber sido la más alta calificación en la residencia médica.
Sencillo, abierto, siempre de buen humor, el Doctor José Paz Marcelo Jiménez Cruz, cardiólogo egresado del Centro Médico Nacional La Raza y electrofisiólogo egresado de Louisiana State University, aceptó compartir en exclusiva para la Revista DeFrente, sus reflexiones en torno a lo que significa ser hombre y ser padre, a propósito de este junio, el mes del hombre, y del Día del Padre.
Como padre de tres hijos, dos mujeres y un hombre, en medio de sus ocupaciones -que no son pocas- se da tiempo para convivir con su familia y compartir aficiones: pasear todos en bicicleta es una de ellas.
Afecto al motociclismo, Marcelo Jiménez sale a recorrer largas rutas en alguna de sus dos ponderosas máquinas, junto con un selecto grupo de amigos moto bikers.
Discreto en su vida privada, pocos conocen de su afición a la carpinetría y de su gran talento en el arte del diseño y minuciosa fabricación de muebles que disfruta en su círculo más cercano.
Especialista en saborear barbacoa, preparar y asar cortes de carne, nos cuenta:
“Mi esposa es Contador Público y hace un par de años percibió que tenía un poco de tiempo libre debido al crecimiento de los hijos y su autonomía, y nos comunicó a todos en un desayuno sus deseos de buscar un trabajo.
“Obviamente yo la apoyé, incluso la animé en su proyecto, pero uno de nuestros hijos le preguntó: Mamá y ¿a qué casa piensas ir a trabajar?
“Mi esposa expresó indignación y le reclamó su comentario, yo le traté de explicar a mi hijo las credenciales profesionales de su madre y que el trabajo doméstico que ella hacía era el producto de un convenio entre nosotros al casarnos.
“Mi esposa atendería la casa, no porque fuera una tradición o algo parecido, sino porque yo no podría realizarlo al tener dos empleos y definitivamente era pésimo al realizar esas funciones.
“La llegada de los hijos la comprometió más con la casa y la educación y yo notaba que lo hacía excelente y además me apenaba que las labores que desempeñaba duraban todo el día, en cambio yo tenía un merecido descanso laboral.
“El despegue de la igualdad de género en México desde 2006 ha sido exponencial a tal grado que prácticamente los hombres estamos fuera de atención a nuestras necesidades.
“¿De verdad seremos iguales ambos géneros?, no lo creo y pienso que malinterpretamos su definición: no somos iguales, pero sí debemos ser iguales en oportunidades en todos los ámbitos.
“Ciertamente la tradición ha puesto al hombre como pilar de sustento económico en el hogar, pero no debería ser el único papel a desempeñar, la historia nos reclama que la ausencia de la figura paterna en la disciplina y educación de los hijos lleva al desprecio de valores y a la muy reconocida pérdida del tejido social.
“A mí me crió mi abuela y ella nos enseñó que los deberes domésticos debían ser realizados por toda la familia y además una obligación que los hijos contraíamos con la casa al nacer.
“Esto responde también a la pregunta que si debemos criar a los hijos de acuerdo al sexo, pues no debería suceder y el aprendizaje en casa de los valores son por necesidad universales para ambos sexos.
“Reconozco entonces que el ejemplo es un reforzador de acciones y los buenos ejemplos desde la casa dejarán una huella en el futuro de los hijos.
“Las acciones complementarias de los hombres que sostienen económicamente el hogar no menoscaban la dignidad y solo es demostración de la igualdad de oportunidades que debemos tener para el cuidado de la familia.
“No debería ni siquiera existir este dilema en la familia, el papel de los padres, debe ser conciliador y equitativo en las responsabilidades que provoquen la armonía familiar y se manifieste en la plenitud de nuestra sociedad.
“Socialmente considero que el hombre debe aceptar un evento que sucede a diario y esta cotidianidad nos anestesia en la percepción de su impacto y se llama evolución.
“La evolución nos toca en los papeles a jugar en la sociedad y lo que antes era profundo se ha convertido en superfluo y lo que se veía como indigno hoy es un ejemplo de buena acción.
“Para quienes nacimos hombres, en nuestra actualidad debemos estar orgullosos y sentirnos honrados por desempeñar papeles inéditos, no solo reconocer y permitir la igualdad de oportunidades en las mujeres sino fomentarla y apoyarla nos distingue en el mundo de hoy.
“La omisión de actos puede ser tan nocivo como la realización de una acción ilegal y por eso ambas son castigadas.
“No olvidemos que los privilegios de nuestro género en la sociedad actual también provocan una carga y en un mundo de igualdad de género, terminamos en ocasiones pagando una lágrima de más”.
Es el Doctor José Paz Marcelo Jiménez Cruz, cardiólogo, electro fisiólogo, hombre y padre.