En 2021 seremos más.

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Por: Reyna J. Monroy Barrera.

En una imagen aérea se puede ver el Monumento a la Revolución desbordado; sin embargo, quienes caminamos los alrededores podemos hablar de las calles aledañas repletas de contingentes que esperaban su salida.

Fue la concentración morada y verde más grande antes vista.Habíamos, como en todo suceso que hace historia, una diversidad de actores que han permitido que el #8M2020 tenga un eco de 7.1 grados Richter: periodistas nacionales e internacionales buscando la mejor imagen con cámaras y drones; familias que caminaban con la dignidad fuerte pero triste de quien clama justicia por sus hijas, hermanas y madres asesinadas; contingentes de periodistas, escritoras, universitarias, artistas; colectivos feministas nacionales e internacionales; un grueso de mujeres solidarias que en algunos casos iban acompañadas de niñas (muchas); granaderas sudando su uniforme con escudos llenos de stikers de SE BUSCA con las fotos de acosadores, violadores y asesinos; hombres en las azoteas del centro histórico atónitos; observadores de los derechos humanos alertas; protección civil con extintores; demasiados teléfonos celulares compartiendo en tiempo real lo que estaba sucediendo.

Nombres, nombres, nombres por todas partes; en las vallas que cubrían bellas artes, en los carteles, en un gigantesco tendedero, en las mantas, en el zócalo, en las manos de sus familiares acompañadas de sus fotos. La marcha del #8M2020 fue mucho más que las pintas de unas cuantas, mismas que lamentablemente son el pretexto de quienes no estuvieron para descalificar el movimiento. Me quedo con las mujeres gritando “no violencia” cuando los grupos radicales vandalizaron espacios públicos y monumentos.

Siempre fuimos 200 mil (no 80 mil) vs un puñado de 100. Vi la primera bomba molotov a lo lejos y fue lamentable.Mi madre opinó que pasar el domingo en casa en familia era la mejor forma de manifestarse, probablemente es cierto… Lo que ella no sabe es que hasta antes del domingo, no podría enumerar las veces que me he sentí sola respecto a los tipos de violencia de género que he experimento desde los 12 años. Má, después de ayer, sé que mínimo en todo el país si juntamos medio millón de almas que harían la revolución contigo si algo me pasara.

Hubo momentos para seguir reflexionando, como las trabajadoras de limpieza tallando el piso del punto de partida y un cartel que decía “hay más gente enojada por un mal feminismo que por una violencia sistematica”.

También hubo gestos simpáticos como el memes de Karen y el gatito, muchos perritos feministas y el que no grite es macho.Lo que nos sobran son pulmones e ímpetu, ¿qué haremos con ello? Porque en el 2021 seremos más.