
Año Jubilar 2025
Mensaje Cuaresmal a todos los fieles cristianos, y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, que peregrinan en la Diócesis de Tula y en la Diócesis de Atlacomulco.
Todos experimentamos la fuerza del pecado en nuestras vidas. El pecado nos esclaviza. Dios no nos quiere esclavos atados a causa de
nuestros pecados, nos quiere libres con la libertad de los hijos de Dios.
Este Jubileo 2025 es para que recuperemos nuestra libertad, herida por nuestros pecados; es para recibir el perdón y así recuperar la paz interior, la esperanza y la gracia divina.
Desde el 29 de diciembre se han abierto nuestras Catedrales y otros Templos designados por el Obispo, para que como “Peregrinos de
Esperanza” podamos obtener la Indulgencia Plenaria, que es la remisión de las penas que deberíamos pagar por nuestros pecados, en esta o en la otra vida.
Esta Indulgencia se puede aplicar también por nuestros difuntos para que, si aún deben algo, puedan llegar al cielo. Las condiciones para ganar la Indulgencia son: aborrecer el pecado y arrepentirnos, mediante una buena confesión sacramental; recibir la Sagrada Comunión; hacer oración por las intenciones y necesidades del Santo Padre; y practicar alguna obra de misericordia, corporal o espiritual, para con los enfermos o con los hermanos que sufren.
El Papa Francisco, por quien debemos estar orando para que recupere la salud y pueda seguir conduciendo la Barca de Pedro, que es la
Iglesia, en su Mensaje Cuaresmal “Caminemos juntos en la esperanza”, nos dice: “Con el signo penitencial de las cenizas en la cabeza, iniciamos la peregrinación anual de la santa cuaresma, en la fe y en la esperanza.
La Iglesia, madre y maestra, nos invita a preparar nuestros corazones y a abrirnos a la gracia de Dios para poder celebrar con gran alegría el triunfo pascual de Cristo. Jesucristo, muerto y resucitado es, en efecto, el centro de nuestra fe y el garante de nuestra esperanza. (cf. Jn 10,28; 17,3)” .
Explicando un poco el Lema propuesto por el Papa Francisco: para esta cuaresma, Caminemos juntos en la esperanza; en relación al caminar, cada uno puede preguntarse: ¿Estoy realmente en camino o un poco paralizado, estático, con miedo y falta de esperanza; o estoy satisfecho en mi zona de confort? ¿Busco caminos de liberación de las situaciones de pecado y falta de dignidad?
En cuanto hacer el viaje juntos: nos recuerda que la vocación de la Iglesia es caminar juntos, como Iglesia sinodal, nunca solos. Es decir:
caminar codo a codo, sin pisotear o dominar al otro, sin albergar envidia o hipocresía, sin dejar que nadie se quede atrás o se sienta excluido. Vamos en la misma dirección, hacia la misma meta, escuchándonos los unos a los otros con amor y paciencia.
Y caminar en la esperanza, es como la tercera llamada a la conversión: la de la esperanza, y debe hacernos pensar: ¿Vivo
concretamente la esperanza que me ayuda a leer los acontecimientos de la historia, de la realidad que estoy viviendo, y me impulsa al compromiso por la justicia, la fraternidad y el cuidado de la casa común, actuando de manera que nadie quede atrás?
Invito a todos no dejar pasar esta oportunidad, de perdón, de esperanza y de libertad. Jesucristo, lleno de amor y misericordia, nos
espera con los brazos abiertos, en este tiempo especial de gracia, que es la Cuaresma. Démos razon de nuestra esperanza, de la esperanza que no defrauda, para quienes viven sin amor ni esperanza, sin encontrar sentido a su vida, y por lo mismo no pueden ser felices.
Que la Virgen María, Madre de la Esperanza, interceda por nosotros y nos acompañe en el camino cuaresmal.
Ciudad Episcopal de Tula de Allende, Hgo.
26 de febrero, año santo 2025
Con mi bendición de pastor para todos:
Mons. Juan Pedro Juárez Meléndez
Obispo de Tula y
Administrador Apostólico de Atlacomulco