
Una reforma histórica a la Ley Federal del Trabajo
Este 17 de junio de 2025, México marca un hito en la protección de los derechos laborales con la entrada en vigor de la llamada «Ley Silla». Esta reforma a la Ley Federal del Trabajo (LFT) busca garantizar el derecho al descanso durante la jornada laboral y prevenir riesgos asociados con la permanencia prolongada de pie en los centros de trabajo.
¿Qué establece la Ley Silla?
La reforma introduce dos cambios fundamentales que transforman las dinámicas laborales en el país. Primero, obliga a los empleadores a proporcionar asientos con respaldo para que los trabajadores puedan tomar pausas adecuadas durante su jornada. Segundo, prohíbe explícitamente que las empresas exijan a su personal permanecer de pie durante toda la jornada laboral.
Estos cambios reflejan un compromiso por mejorar las condiciones de trabajo y proteger la salud integral de las personas empleadas. La Ley Silla atiende un problema que, aunque común en ciertos sectores como el comercio, la industria de alimentos y la manufactura, había sido ignorado durante años.
El objetivo detrás de la reforma
El propósito principal de la Ley Silla es prevenir riesgos laborales asociados con la exposición prolongada en una postura vertical. Estudios médicos han demostrado que permanecer de pie por largos periodos puede causar problemas de salud como trastornos circulatorios, dolores musculoesqueléticos y fatiga crónica. Con esta reforma, se busca mitigar estas consecuencias y promover un entorno laboral más saludable.
Además, la Ley Silla tiene implicaciones importantes para la dignidad en el trabajo. Otorgar asientos y garantizar pausas dignas no solo impacta la salud física, sino también el bienestar emocional, generando mayor satisfacción y productividad entre los trabajadores.
Implementación y desafíos
La Ley Silla entró en vigor tras un periodo de 180 días desde su promulgación, tiempo en el cual las empresas debieron prepararse para cumplir con las nuevas disposiciones. Sin embargo, su implementación no está exenta de retos. El cumplimiento efectivo de la ley dependerá de mecanismos de supervisión y sanción por parte de las autoridades laborales, así como de la colaboración de las empresas para adaptarse a las nuevas prácticas.
Para algunas industrias, la reforma representa un desafío logístico y financiero, especialmente en aquellas donde la permanencia de pie era la norma establecida. No obstante, la Ley Silla también abre la puerta a la innovación en los espacios laborales, incentivando a las empresas a diseñar estaciones de trabajo más ergonómicas y alineadas con las necesidades de los empleados.
Reacciones frente a la Ley Silla
La entrada en vigor de esta reforma ha generado diversas reacciones en México. Organizaciones laborales y sindicatos han celebrado la medida como un avance crucial en la defensa de los derechos de las personas trabajadoras. Por otro lado, algunos grupos empresariales han expresado preocupaciones sobre los costos asociados con su implementación.
Mientras tanto, expertos en salud ocupacional han destacado la importancia de la Ley Silla como una herramienta para reducir enfermedades relacionadas con el trabajo. También se ha señalado que la reforma podría sentar un precedente para futuras mejoras en las condiciones laborales en el país.
Un paso en la dirección correcta
La Ley Silla representa mucho más que un cambio normativo; es un reflejo de la evolución en la percepción de los derechos laborales en México. Este avance recuerda que la protección de la salud y el bienestar de los trabajadores debe ser una prioridad en el desarrollo de cualquier sociedad.
Con la Ley Silla, México reafirma su compromiso por construir un entorno laboral justo y digno, donde las personas trabajadoras puedan desempeñar sus labores sin poner en riesgo su salud física y emocional. A medida que esta reforma se implemente en los centros de trabajo, queda por ver cómo impactará en la cultura laboral y qué otros pasos se tomarán en el camino hacia una mayor equidad en el ámbito laboral.



