Reflexiones en torno a la conferencia “Gran Acuífero Maya, expedición al corazón de la Tierra”

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Por: Mtro. Luis M. Gamboa Cabezas

La arqueología es como ser niños”. Son las palabras para iniciar su conferencia sobre el Acuífero Maya, el arqueólogo Guillermo de Anda, investigador del INAH y Explorador de National Geographic Society.

Es un poco de aventura y exploración, pero no podemos dejar a un lado lo científico, uso de nuevas tecnologías, el de actualizarnos a través de métodos y técnicas para una mejor descripción, explicación e interpretación de las evidencias arqueológicas”, dijo en la conferencia que presentó el 26 de noviembre del 2019, en la Explanada del Edificio de Rectoría de la Universidad Tecnológica de Tula Tepeji (UTTT).

El arqueólogo, además de ser un colega, es un gran amigo que nos comparte su experiencia y conocimientos de una serie de investigaciones que ha realizado en la Península de Yucatán. 

Actualmente es el director del Proyecto Gran Acuífero Maya, que es aprobado por el Consejo de Arqueología y la participación de National Geographic Society; en donde están integrados diversos investigadores a nivel nacional e internacional.

En sus exploraciones, no sólo se ha encontrado con obstáculos ocasionados por las circunstancias del trabajo como: falta de luz, pasadizos muy estrechos, animales y serpientes. El explorar cavernas sumergidas y cenotes, tiene su riesgo. Por eso, es primero la seguridad; que es rebasado por la pasión.

Recuerdo mis clases de la ENAH, un destacado arqueólogo de nombre Tomas Pérez, del Instituto de Investigaciones de Estéticas, nos introducía al norte de Yucatán, para conocer los mayas. Se hacía mención muy poco de descubrimientos hechos de animales pleistocenos, pero parte de la aventura que ha realizado el arqueólogo Guillermo de Anda, es descubrir restos de megafauna y con esta la presencia del hombre.

Los datos que se han obtenido arrojan una antigüedad de hasta 16, 000 años antes del presente, convirtiéndose en una relevación para establecer la presencia de estas especies en un área kárstica que ha permitido su conservación, además de establecer probables rutas de migración hacia áreas de Centro América, pasando por el Norte de Yucatán.

Un hallazgo del que podemos hacer mención de restos humanos es el descubrimiento de un cráneo femenino que fue bautizado con el nombre de “Naia”[1].

Como parte de su conferencia Gran Acuífero Maya, también mencionó algunos datos de sumo interés como la investigación que se viene realizando en comprender científicamente los cenotes y grutas inundadas que probablemente se encuentran conectadas en algunos casos.

El acuífero de la península de Yucatán es uno de los más grandes y complejos del mundo; es un medio conector de ecosistemas delicados, una fuente vital para la gente de la zona, y un preservador y contenedor de material arqueológico y paleontológico. Además de poseer una belleza natural única en el mundo.

Dentro de las exploraciones que han realizado se informó que se han hecho descubrimientos arqueológicos como los braseros con la imagen del dios de la lluvia, Tláloc, en Balamku.

Desde que se hizo el descubrimiento me quedó claro, que los toltecas al llegar a tierras de los Itza, cambiaron el pensamiento del como ver el mundo.

Los mayas eran adoradores del inframundo, que debemos de tener cuidado el usar este término, porque se relaciona con una fuente muy tardía que es el Popol Vuh, obra escrita alrededor del año 1550 por un indígena que, luego de aprender a escribir con caracteres latinos, que tiene una carga ideológica católica que hace pensar más en un infierno que en una bendición del cómo se veía el cosmos, los movimientos de los astros y su relación con los ciclos agrícolas.

La llegada de los toltecas, con una influencia militarista, trajo un cambio político, con la intrusión de un rey que llevo el culto a Tláloc.

La influencia es bien clara, ya que esto intensifico la producción de braseros Tláloc, que fueron usado en el interior de las cavernas. Hay otra cueva que es la de Balankanchè, donde se hicieron otros descubrimientos parecidos, que fue el preámbulo para la exploración de Balamku.

En conclusión, la presencia de Tláloc fue para sustituir a un dios parecido llamado en la región Itza como Cha’ak, representado en la arquitectura que acompaña la influencia tolteca y que se localiza en un área que si lo visitan se llama Chichen Itza Chico.

Los fechamientos que se tienen sobre el uso de los braseros, presentados por el arqueólogo Guillermo de Anda, muestran tres momentos diferentes que corresponden desde el 830 a 1200 d.C., rangos de tiempo muy largos, que coinciden con la expansión tolteca a la región; la salida de Quetzalcóatl para convertirse en Kukulkán; el abandono de Chichen Itzá Chico; el surgimiento de los principales edificios de influencia tolteca; la caída de Tollan Xicocotitlan; y el esplendor de Chichen Itzá. 

Creemos que pronto podremos tener más datos de la relación e influencia que llegaron a tener los toltecas con el norte de Yucatán, reforzando la propuesta de que fueron los toltecas quienes lograron muchos cambios no solo formales en los mayas, también ideológicos que llevó a una nueva concepción del mundo. Ahora, para llegar al inframundo se tiene que pasar por nueve niveles. Pero, ustedes… ¿qué opinan?


[1] https://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/05/140514_ciencia_naia_descubrimiento_hoyo_negro_mexico_np