Una moda peligrosa: Sexting.

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Las nuevas tecnologías, que aparecieron en la vida del ser humano como instrumentos para ayudarle a hacer la vida más fácil, tienen también sus inconvenientes; algunos de ellos, graves.

Mucho se ha hablado de los incontables problemas que provocan en las relaciones humanas las redes sociales.
Uno de esos problemas es el sexting… la práctica descontrolada de contenido sexual mediante las nuevas tecnologías.
Consiste en enviar mensajes, fotos o vídeos de contenido erótico y sexual personal a través del móvil mediante aplicaciones de mensajería instantánea o redes sociales, correos electrónicos u otro tipo de herramienta de comunicación.

Se suele realizar de manera íntima, entre dos personas, aunque pueda llegar a manos de muchos otros usuarios si no se respeta esa intimidad. Lo que por desgracia es bastante habitual.

Hoy en día, alguien que tenga un sencillo dispositivo con conexión a Internet puede documentar su vida y compartirla con cualquiera y donde quiera.

Sin embargo, Internet no es un lugar seguro en el que almacenar tus datos personales, secretos o archivos.
La práctica del ‘sexting’ ha aumentado en los últimos años, sobre todo entre los menores de 18 años, según un reciente estudio.

Desde 2009, la prevalencia del sexting, práctica de riesgo que consiste en compartir vía electrónica material sexualmente explícito, se ha incrementado.

El Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI) informó que en México casi 4 millones de menores conocen a alguien que ha enviado imágenes suyas al desnudo.

De acuerdo con datos de un sondeo sobre “sexting”, el 36.7 % de 10 mil menores de entre 12 y 16 años encuestados dijeron tener conocimiento que algún amigo o pariente han enviado imágenes suyas desnudo o semidesnudo a conocidos o desconocidos; y un 10.2% ha enviado mensajes de contenido sexuales.

En México hay más de 11.5 millones de usuarios menores que usan las tecnologías de la información y que cerca de cuatro millones de niños y jóvenes conocen a alguien que ha enviado o reenviado imágenes suyas al desnudo o semidesnudo.

Aunque no sea una práctica de exclusividad juvenil, la infancia y la adolescencia, son los grupos más vulnerables, en especial atención a los preadolescentes de 10 a 12 años.

Un estudio sugiere que quienes lo practican no sufren problemas de ansiedad ni de autoestima, además de que normalmente el «sexting» es recíproco y suele ocurrir entre parejas románticas, que ya tienen una relación.
Pero lo que tendría que ser un juego erótico y algo placentero, podría convertirse en un verdadero drama si no consideramos los riesgos a los que nos exponemos.

Esto es lo que hacen muchos adolescentes ahora, tienen móviles con acceso a Internet desde los 10 años, si no antes, en un ordenador sin control de los padres.

Pero aunque sea el mayor peligro, no solo los niños y adolescentes pueden ser víctimas del mal uso digital.
La ‘sextorsión’ o chantaje sexual aparece en todas las edades y se combate sin duda con menos herramientas y más miedos entre los menos maduros emocionalmente.

Los delincuentes que lo realizan juegan con la vergüenza y la culpa para extorsionar y conseguir que la persona realice lo que su ‘sextorsionador’ le pida, a cambio de no contar nada de lo sucedido.

Lo cual tampoco suele respetarse, pues la palabra de un chantajista tiene cero valor, lógicamente. Esta sería una práctica de ‘cyberbullying’ o ciberacoso, por tanto.

Evidentemente, lo ideal es no entrar en ningún juego que no deseemos y concienciar a los menores a que no lo hagan aunque pudieran desearlo, pues detrás de esa persona que se presenta como un menor también, podría haber un adulto muy dañino o ciberacosador.

El sexting es una amenaza latente para las personas porque empieza como diversión, pero puede terminar en una situación grave que se salga del control y produzca además consecuencias sociales, físicas, psicológicas, pero también de carácter legal para las víctimas.

Para evitar riesgos, te recomendamos:
No intercambiar fotografías íntimas.
No envíes contenidos privados para atraer la atención de otra persona.
Es probable que comparta esas imágenes o vídeos solo por diversión.
No bromees con este tipo de imágenes o vídeos. Te traerá problemas.
No publiques fotos íntimas en las redes sociales. Siempre habrá alguien que las pueda usar en tu contra.

Nunca reenvíes las imágenes o grabaciones que recibas. La imagen y la voz de una persona es un dato personal y no puedes decidir sobre los datos personales de otra persona sin su permiso. Además, el reenvío de grabaciones de «sexting» sin la autorización del afectado es un delito, aunque se hayan realizado con el consentimiento de la persona.

El sexting es un peligroso fenómeno que está muy extendido y que puede tener terribles consecuencias tanto para los adolescentes como para los adultos. Recuerda que los medios de comunicación actuales no garantizan la seguridad de tus datos.