5 poderosas razones por las que el que el que llega a Tula se enamora

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Foto: Byron Mendieta

Foto:Byron Mendieta

Perspectiva de Tula, se observa la Catedral de San José, parte de la Zona Arqueológica y el Cerro del Xicuco /Foto: Revista DeFRENTE

 

Con la instalación de la Refinería Miguel Hidalgo de Petróleos Mexicanos, en la región de Tula, allá por la década de los 70, la sociedad tulense vivió una radical transformación: trabajadores originarios de varios estados de la República Mexicana y sus familias llegaron a asentarse en tierras toltecas, lo que detonó una incesante mezcla de culturas que hoy da a la zona un ambiente singular, difícil de explicar.

 

La Zona Industrial de Tula, donde se ubica la Termoeléctrica de CFE y la Refinería Miguel Hidalgo de Pemex

 

En alguna de las 84 comunidades y más de cien colonias que conforman el municipio puedes, por ejemplo, disfrutar de un taco de exquisita barbacoa o un conejo en chile ajo, y a la vuelta de la esquina, a ritmo de salsa caribeña, beber una michelada con camarones y una deliciosa tostada de ceviche preparada por quienes llegaron de algún punto del Golfo de México.

Puedes también ir por la calle y escuchar a las personas originarias de esta región hablar acentuando prácticamente todas las últimas sílabas de cada palabra, pero en ese mismo andar, oír una conversación entre jarochos, chiapanecos, tabasqueños o tamaulipecos y su singular acento costeño.

No olvidemos a los norteños que radican en el sur hidalguense, quienes sin problemas, en estas tierras de Quetzolcóatl, arman inigualables carnes asadas con los mejores cortes de México, que provienen de Sonora, Coahuila, Nuevo León, y otros estados del norte.

La Plaza de la Constitución, en el centro de Tula. Mejor conocida como El Jardín / Foto: Revista DeFRENTE

 

Razones

En algún lugar de Tula, de cuyo nombre no quiero acordarme, alguien me preguntó que si, en mi carácter de nacido y radicado en esta capital tolteca, sabía por qué “el que llega a Tula se encula”, ante lo cual respondí generalidades, francamente para evitar entrar en detalles.

 

Vista nocturna de El Jardín de Tula/Foto: Revista DeFRENTE

 

Sin embargo, en un honesto análisis, y buscando responderle a todos quienes se lo preguntan, aquí presento las razones por las que, sí, en muchos casos, “el que llega a Tula se encula”.

 

  1. En Tula se come bien

Dirán lo que quieran pero en Tula y la región se come delicioso. Nada como esas tortillas recién hechas, con salsa martajada; la barbacoa y el pulque, el conejo, el mole, los chinicuiles, los escamoles, y ¡sus tacos! En Tula, prácticamente donde quieras, comes ¡muy rico!

 

El Mercado Municipal Felipe Carbajal, donde se encuentran platillos típicos hidalguenses, destacan sus afamados tacos /Foto: Revista DeFRENTE

 

 

 

  1. Somos querendones

Si bien es cierto que estamos a tiro de piedra de la gran capital de México y su zona metropolitana, en Tula se respira un aire de provincia inigualable. Sin que se generalice, porque, sinceramente hay de todo, la gran mayoría de las personas se distinguen por ser buenas anfitrionas, entregadas, querendonas, y serviciales. Y de eso, no en cualquier lado.

 

Vista nocturna de la Plaza de la Constitución/Foto: Revista DeFRENTE

 

 

  1. Ubicación privilegiada

Hay quien se queja de que a Tula le hacen falta muchos servicios de calidad, lo cual es una realidad, sin embargo, para acceder a lo más prestigiado del país, en prácticamente todos los rubros, basta con viajar entre una hora y media y dos para llegar a ciudades como Querétaro, Puebla, y la ciudad de México.

 

Al centro, la Catedral de San José, en fotografía tomada desde la zona de «El Tesoro» (Colonia 16 de enero)/Foto: Revista DeFRENTE

 

  1. Pueblo chico ¡el cielo es grande!

Dice la frase popular que “pueblo chico infierno grande”, pero para estos efectos, el que la ciudad sea relativamente pequeña, facilita que las personas se conozcan, se ubiquen. Y en ese ejercicio habita una infinita posibilidad de hacer amigos, compañeros, socios, y como en mil y un casos ¡amores de vida! A veces, aunque haya quien no lo comparta, se puede sentir una muy especial calidez de familia: la Gran Familia Tula.

 

La céntrica calle Zaragoza /Foto: Revista DeFRENTE

 

El Teatro al Aire Libre /Foto: Revista DeFRENTE

 

  1. ¿Valores perdidos?

Es cierto que la descomposición social que se vive en el mundo también afecta al municipio tulense, pero a diferencia de otros lugares, de manera muy destacada se puede observar en las plazas públicas, los parques, los restaurantes, y centros de diversión, la gran voluntad que prevalece en estas tierras para privilegiar el amor y la unidad de familia sobre otras cosas, y aunque también se registra lamentable pérdida de valores, es una realidad que son más quienes, sobre todo por la tradición de ser buenas personas que han heredado de anteriores generaciones, gente de bien, viven procurando garantizar a los suyos un ambiente de armonía, colaboración, y amor.

Catedral y ExConvento de San José /Foto: Revista DeFRENTE

 

El Boulevard Tula Iturbe /Foto: Revista DeFRENTE

 

Es cierto que defectos también esta ciudad tiene muchos, pero ¿no hemos exagerado en señalarlos y no en destacar todas las bondades que nos da y que nos hace sentir orgullosos?

 

Cae la tarde en el centro de Tula. Imagen tomada desde la Colonia Jalpa/Foto: Revista DeFRENTE

 

Si usted llegó de otro punto de México y por alguna de estas razones se quedó, podría compartir estos puntos de vista, y si usted nunca ha venido a Tula, piénselo dos veces porque el que llega a tula… “se encula”.