La región de Tula de Allende vive una etapa de transición que, entre otras cosas, destaca por la apertura a nuevas manifestaciones artísticas. En medio de una zona industrial en la que convergen diversas culturas, mexicanas y del extranjero, cada vez con mayor frecuencia se viven festivales, foros, conferencias, conciertos, exposiciones, y diversas presentaciones artísticas.
Cada vez más personas se muestran receptivas y abiertas a consumir y hasta a instruirse en las bellas artes. Así que de pasar de acciones periódicas o incluso espontáneas y hasta improvisadas en materia artística, ha llegado el momento de creer y apoyar los proyectos de formación locales cuyo éxito ha rebasado fronteras.
Se trata de la instrucción en las artes para las nuevas generaciones, lo que derivará, sin duda, en la conformación de una sociedad libre, sana, y con una proyección que nunca antes se registrara en la ciudad capital tolteca.
Instituto de Danza Vaganova
Desde hace una década, el Instituto de Danza Vaganova, que dirige Luz del Carmen Sicilia Alamilla, opera en la región, con sedes en Tula, Atitalaquia, Mixquiahuala, y próximamente San Juan del Río.
Sicilia Alamilla explicó que “el arte es un lenguaje que permite al ser humano expresarse”, de tal modo que “introducir a los niños de la región a una disciplina artística nos ayuda a formar personas con mayor sensibilidad, así como desarrollar y potenciar sus habilidades creativas y expresionistas”.
Añadió que “en el Instituto de Danza Vaganova generamos un espacio sano y contribuimos en el desarrollo integral de nuestros alumnos, ayudándolos a desarrollar habilidades dancísticas para que a través de estas puedan expresar su yo interno, disfrutar de su existencia y volverse mejores seres humanos. En general creo que cualquier disciplina artística, deportiva o intelectual aleja a los niños y jóvenes de vicios, adicciones y violencia además de fomentar la convivencia en familia”, subrayó.
Dio a conocer que en Vaganova se desarrollan habilidades, en el rubro del desarrollo físico como postura correcta, elasticidad, conciencia corporal, tonicidad muscular, lateralidad, coordinación, fuerza y equilibrio.
Se desarrollan aptitudes intelectuales en el manejo de técnica, nociones temporo-espaciales, apreciación artística y musical, sincronización, conocimiento cultural, memorización y habilidad creativa.
También, en el ámbito emocional, se proyecta la expresión de emociones a través del cuerpo, el trabajo en equipo, la capacidad artística y la confianza.
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“En el Instituto de Danza Vaganova recibimos alumnos a partir de los tres años en adelante, contamos con un sistema americano dirigido a niños de tres a cinco años de edad, diseñado para maximizar la innata coordinación rítmica infantil como es el caminar, correr, brincar y girar. A partir de los seis años en adelante impartimos la técnica rusa o Vaganova, contamos con grupos adecuados para cada nivel y edad, así como una plantilla profesional de profesores que nos permiten garantizar la calidad de nuestra enseñanza”, concluyó.
Centro Interdisciplinario de danza Petipa
Con destacada labor, Tania Altamira, consolidó el Centro Interdisciplinario de danza Petipa, que forma a nuevas generaciones en el número 14 de la Plaza de la Constitución tulense y que como proyecto cultural y de valores vive un claro ascenso en la región.
“En general, el arte crea mejores seres humanos, nos ayuda a pensar creativamente para resolver problemas y representa a una cultura de preguntas constantes que nos hacen ser más reflexivos, sin olvidar que estimula la sensibilidad y desarrolla los sentidos para la apreciación entre otras cosas de la buena música ya que logra que las personas aprecien mejor los valores estéticos lo cual fortalece las habilidades de los futuros habitantes de esta zona”, reflexiona la Directora.
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Explicó que en Petipa “se trabaja sobre dos líneas fundamentales; la primera es la física, en la cual nos enfocamos a desarrollar a través del control y la conciencia del cuerpo, para lograr una postura elegante y fuerte, elasticidad, agilidad, ritmo, coordinación motriz, memoria corporal y visual además de la condición física. Y la segunda, la psicológica, que les ayuda a los alumnos a estimular la confianza en sí mismos, concientiza del trabajo en grupo, ayuda a superar la timidez y a establecer nuevas relaciones, desarrollar concentración y a descubrir sus potenciales físicos mejorando su autoestima”.
Con respecto a las edades de ingreso al Centro Interdisciplinario, Tania Altamira manifestó que “en la danza, depende de la edad los diferentes objetivos de la disciplina, pero se admiten niños desde los 3 años de edad, y aunque la danza clásica es una actividad artística y física exigente, la cual se puede comenzar a cualquier edad, el resultado dependerá en gran parte del interés del alumno y de los padres”, concluyó.
Centro Integral Dancístico (CID)
Recientemente en la Colonia San Marcos de Tula, abrió sus puertas con gran éxito el Centro Integral Dancístico (CID), que ofrece un espacio para disfrutar y sentir la música, así como tener un estilo de vida saludable, fomentando el ejercicio a través de la danza para niños y adultos mediante diversos estilos de baile.
Directivos explicaron que “desarrollamos principalmente disciplina y valores como la responsabilidad, trabajo en equipo, constancia, deseo de superación , mejorar la autoestima, la auto aceptación, la coordinación motora y habilidades espaciales, de memoria, entre otros. Es antidepresivo, ayuda a la socialización, aumenta la cultura, y reduce el estrés”
Sostuvieron que “es importante q los niños tenga formación artística ya que ayuda al desarrollo psicomotriz, se logra la estimulación de los dos hemisferios cerebrales, mejora la concentración, las capacidades espaciales y de orientación, las capacidades sensoriales y percepción, y se logra mejorar las capacidades expresivas y emocionales”.
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Finalmente, añadieron que “en el área de desarrollo personal los niños pueden ver sus logros de manera tangible, ya que los pueden mostrar en escenario mejorando su autoconfianza”.
Así que en este tiempo de transición, mucho vale la pena que quienes tienen la posibilidad de influir en que niñas y niños se formen en las artes lo hagan a la brevedad, porque con esa acción también le abonan a la lucha permanente, de miles, por construir la sociedad que tanto anhelamos.
