NUEVA REALIDAD, SEMÁFORO VERDE CON TOQUES DE TINTO.

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Junio ha dado a México una nueva relación entre los grupos de poder. Mediante un accidentado proceso electoral, que registró 90 asesinatos y al menos 900 agresiones a aspirantes, se ha definido la composición de la cámara de diputados del congreso federal y, con ello, se fija el tono del trato con los otros dos poderes.

Morena pierde la mayoría calificada en el legislativo, pues frente a los 256 diputados con los que todavía cuenta ahora, el domingo seis de junio habría pasado a obtener entre 190 y 203 legisladores.

Ese aparente retroceso pone al partido en el gobierno federal ante el escenario de compartir con el Partido Verde (PVEM) y con el Partido del Trabajo (PT) para alcanzar esa mayoría con entre 265 y 292 diputados federales.

Este hecho podría complicar la consolidación de “La Cuarta Transformación” de país y de algún modo disipa un poco las inquietudes de ciertos sectores respecto a la posibilidad de cambiar “a capricho” la Carta Magna y enderezar reformas hacia intenciones reeleccionistas o hacia la desaparición de órganos autónomos que sirven para dar equilibrio al desempeño gubernamental, en lo político y en lo institucional.

De igual modo, el pacto federal entra en una situación históricamente inédita, pues los candidatos triunfantes, que se convertirán en mandatarios estatales, reciben un esquema de relación entre las entidades y el centro con muchas heridas y algunas cicatrices.

De las 15 gubernaturas que estuvieron en juego, el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) gana 10: arrebató seis al PRI (Colima, Guerrero, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas) dos al PAN (Baja California Sur y Nayarit), la única que tenía el PRD (Michoacán) y retuvo Baja California.

Por primera vez en la historia de México, seis mujeres serán gobernadoras.

Si el domingo 6 el sistema político electoral estuvo a prueba, a partir de la calificación de cada una de las elecciones y de la toma de posesión de los representantes populares entrantes comenzará la prueba para la estructura institucional en su totalidad.

Veremos.

Para el estado de Hidalgo, más allá de los resultados electorales -que, desde luego, son importantes porque arrojaron un congreso local que se mantiene en el carril donde ya venía transitando, como opositor al ejecutivo- comienza en los hechos el proceso de sucesión gubernamental que arranca, según el calendario electoral, en septiembre de 2021.

En las elecciones locales Morena y compañía arrasa, obtiene 14 de las 18 diputaciones más las dos alcaldías en juego.

Las elecciones del 6 de junio fijaron sobre el proceso federal un escenario paralelo en donde se mostraron con suficiente tiempo y ganas las figuras, especialmente mujeres, que el lunes 7 amanecieron inscritas en una lista informal de perfiles que podrían entrar francas a la contienda interna.

Contienda que, adicionalmente, ahora tiene el signo de las alianzas multipartidistas, lo que no elimina el enérgico juego de los poderosos intereses que están involucrados, de un lado y de otro, y de otro.

De esta manera, los siete nuevos diputados federales de Hidalgo por mayoría relativa serán seis morenistas o neo morenistas aliados y una del PRI.

 Es junio, es la nueva realidad en semáforo epidemiológico verde con toques de tinto.