Osorio y compañía.
Por: José Sandoval
Revuelo que llega hasta las autoridades electorales, ha generado el virtual destape de Miguel Osorio, para lo que se ofrezca en materia electoral.
Desde hace dos años, el hidalguense viene siendo incluido en las mediciones de las empresas encuestadoras del país, como posible candidato del PRI en 2018, y ha prevalecido por encima de todos.
Muchos de los que se mencionaban hace veinticuatro meses incluso han desaparecido del radar, por muerte política, como Aurelio Nuño, Luis Videgaray, Rosario Robles, Rodrigo Medina, Aristóteles Sandoval, Manuel Velasco.
Y algunos más, otros han sido subidos al ring: Eruviel Ávila, José Calzada Rovirosa, José Antonio Meade, Manlio Fabio Beltrones, hay quienes afirman que la famosa “caballada” está flaca y eso ha hecho que el Secretario de Gobernación prevalezca y se mantenga a pesar de los pesares.
Osorio Chong, ha sobrevivido a tempestades, que a cualquiera otro ya hubieran derrumbado, mucho también se debe a la negativa de Peña Nieto en realizar cambios en su equipo.
Chong, como le dicen sus rivales políticos, ha estado como buen secretario de gobernación sentado sobre un barril de pólvora que puede estallar en cualquier momento.
Osorio no va solo, va acompañado. Eruviel Ávila, gobernador del Estado de México, con el pretexto de su informe de Gobierno, ha echado la casa por la ventana, y ha salido a presumir los resultados que tiene, que son muchos, pero que son opacados por la creciente inseguridad en su Estado.
No es gratis que Josefina Vázquez Mota aparezca en todas las encuestas arriba de todos los aspirantes priistas a la sucesión mexiquense, la candidatura de la panista pondría como nunca en serios aprietos la hegemonía del PRI en ese Estado.
Si se llega a consolidar, todo lo bueno o malo de Eruviel, servirá de nada, ahí termina la aspiración de él o cualquier otro mexiquense en un buen rato. Ganar Edomex, representaría serias posibilidades para Ávila en la contienda presidencial.
En tanto que los dueños del maletín del dinero, promueven la posibilidad de que el PRI lleve como abanderado al nuevo Secretario de Hacienda, José Antonio Meade, porque representa que las cosas se queden como están en la economía, así de jodidas como están.
Meade también representa la posibilidad de que el PRI entregue el poder a su ex jefe, Felipe Calderón, todo menos a las aspiraciones del priísmo de luchar por conservar sus siglas en Los Pinos.
El “caballo negro” es José Calzada, el ex gobernador de Querétaro, salió con altos índices de aprobación de su entidad, pese a haber sido derrotado su candidato, lo que le valió llegar a Agricultura del gobierno federal.
Ya muy rezagado, y agazapado por las eventualidades que pudieran ocurrir, está el ex líder nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, quien cargó con la derrota de las recientes elecciones de gobernador.
Diezmado desde ese punto, con toda la experiencia política, las relaciones y la astucia que le atribuyen, no le alcanza más que para convertirse en un posible candidato perdedor en 2018, todo indica que su momento, ya nunca llegará, y si llega será para mal.
Mientras eso ocurre, junto con Emilio Gamboa Patrón, mantienen “secuestrado” al Comité Nacional del PRI, les atribuyen a ellos que el novel dirigente nacional Enrique Ochoa Reza, no despegue y dicen que cuando intente despegar pasará lo que pasó con su jubilación millonaria en CFE.
Sea, porque es el “natural”, porque “no hay de otra”, porque “es el menos malo” o porque se perfila como el sobreviviente del Titanic peñista, Osorio se mantiene con los reflectores y, dice el dicho: “ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre”.