El retorno de la memoria colectiva

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Por Angélica Arellano.

¡Bienvenido septiembre! Una nueva oportunidad para alcanzar nuestras metas, el mes de la Patria nos invita al retorno de nuestra memoria, a la historia de nuestra tierra, a los valores que nos identifican como nación mexicana, pero sobre todo a nuestra capacidad como Hidalguenses para trabajar por un mejor lugar para vivir.

Es el inicio de una época de cambio, nuevos ciclos, nuevos gobiernos; el otoño se acerca y nos habla de cómo la tierra se prepara para vivir su renovación, cumple su ciclo, pero cada día necesita más de nosotros para cuidar de ella…

Como personas individuales también nos preparamos para vivir una renovación, cuidar de nosotros mismos se convierte en un objetivo en común si asumimos la necesidad de cuidar el aire que respiramos, la tierra que nos alimenta y el agua que nos mantiene con vida.

Los seres humanos tenemos la cualidad de cuidar no sólo de nuestros seres queridos, también somos solidarios con las personas que viven situaciones adversas, como el desbordamientos de ríos, huracanes y terremotos.

Pero en ocasiones parece que la memoria se adormece y la marea del olvido nos embiste cómo una ola de frío en el corazón, un vaivén de momentos que se van dejando un vacío que nos enfría, la indiferencia llega e ignoramos lo que sucede a nuestro alrededor.

La contaminación del aire, del agua y de la tierra avanza, los árboles de nuestra región padecen una plaga que los asfixia; son consecuencia del cambio climático las catástrofes naturales que vivimos y escuchamos con sorpresa en las noticias.

La tierra empieza a comportarse de forma diferente para decirnos que necesitamos volver a nuestro corazón y lograr detener su deterioro; un espíritu duro y un corazón tierno decía el Dr. Martín Luther King, uno de los más grandes líderes de la humanidad, creyó en la hermandad e igualdad de los seres humanos, en un nuevo amanecer de justicia y libertad para todos.

Si el espíritu y el corazón son invencibles, ¿Por qué dudamos de nuestra fuerza? ¿Será por la pérdida de valores? ¿Hemos llegado al caos de la memoria? ¿Y nos olvidamos de quiénes somos en realidad? Salir de nuestra zona de confort implica un cambio, una búsqueda de alternativas para realizar nuevas acciones que atiendan las necesidades emergentes de nuestra región.

El caos de la memoria surge cuando somos incongruentes, decimos una cosa pero hacemos otra; cuando discriminamos y no aceptamos a las personas como son, nos negamos a reconocer su valor o cuando prometemos lo que no cumplimos y nos olvidamos de hacer el bien.

Una persona que padece Alzheimer va perdiendo su identidad, no reconoce a sus familiares, ya no se sabe hijo o padre, no recuerda a que se dedicó en la vida, olvida su nombre y su identidad se disuelve, su familia sufre, pero ellos reconocen quien ha sido, en su memoria está el recuerdo y el amor; es una condición degenerativa de una enfermedad que no escogió.

Pero la sociedad no tiene Alzheimer, si puede elegir y decidir cómo quiere vivir y aun así deja de reconocer al ser humano como su hermano, no le importa cómo se llama el que está a su lado.

¿Se olvida que puede hacer algo por nuestra tierra y todos los seres que ella alberga?

Sin darnos cuenta, en un momento de arrebato se nubla la consciencia y el olvido hace trisas lo que la mente ha atesorado en el corazón; se juzga, se roba, se mata y quedamos atónitos ante el impulso de quienes se atreven a caer en el abismo perdidos de sí mismos… Cuántas vidas sufren… Cuántas vidas se salvarían si volvemos a la compasión de nuestro corazón.

¿Cómo podemos recuperar la memoria colectiva? La que nos dice que la unidad hace la fuerza, la que aprendió de los terribles genocidios del mundo y nos enseña que no podemos vivir indiferentes y pasivos, que todos podemos transformar nuestra realidad.

La pregunta más urgente y persistente en la vida es: ¿Qué estás haciendo por los demás? Así decía el Dr. Martin Luther King… En nuestras manos está hacer algo por nuestra tierra y lo haremos también por los demás.

No necesitamos una nueva revolución de valores si volvemos a la ternura de nuestro corazón, a la compasión y a la bondad hacia los que han tenido menos oportunidades de desarrollo y crecimiento, a responder a nuestra tierra por el bien que recibimos.

Deseamos que el nuevo ciclo que inicia nuestro gobierno municipal y estatal sea de grandes frutos, que no se viva una corta memoria y se cumplan los compromisos institucionales para garantizar el cuidado ambiental y la sustentabilidad de nuestra región. A esos compromisos podemos sumarnos como ciudadanos responsables que anhelamos ver florecer la tierra que nos vio nacer.

Esperamos que el progreso de nuestro querido Hidalgo hable de una mejor educación y oportunidades de trabajo para todos, que el poder no sea un mero capricho y la ambición desmedida no aniquile el corazón.

Que ningún hidalguense más tenga que salir de nuestro estado, emigrando hacia otro país, porque aquí las oportunidades no alcanzan para todos.

Martin Luther King dijo que era la lucha de la no violencia contra la no existencia… Negar los derechos colectivos que tenemos a un medio ambiente sano es negarnos la existencia, la presencia de cada uno de los seres vivos de nuestro planeta es vital; las especies de flora y fauna cumplen su función, son parte importante del equilibrio de los ecosistemas, de nuestra propia vida.

Merecemos vivir los derechos humanos en solidaridad, reflejando una concepción de la vida en comunidad; mediante los esfuerzos conjuntos de la sociedad, el estado y las entidades públicas y privadas podemos aspirar a respirar un aire limpio, a cubrir por lo menos las necesidades básicas de nuestra familia y a cultivar una misma comunidad de vida para las nuevas generaciones.