Reciclar, el reto que sigue vivo.

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Desde los años ochenta del siglo pasado, cuando tuvo lugar en muchos países de América latina el denominado “boom ecológico”, personas, empresas y organizaciones asumieron la bandera del cuidado ambiental.

De una manera más protagónica, los temas ecológicos comenzaron a ocupar sitios de prioridad en los programas educativos, en la formación de empleados y trabajadores, en la preparación de servidores públicos y en los medios de comunicación.

Al conjunto de principios y acciones comprometidos con el cuidado del entorno ambiental se conoce hoy como “Responsabilidad Social”.

Esta postura de defensa permanente de lo natural frente a los fenómenos de la indiscriminada industrialización, se relaciona con dos documentos de alcance internacional: el Pacto Mundial y el Protocolo de Kyoto.

A estos dos pilares de la sostenibilidad se ha sumado la Carta de la Tierra; y a todos ellos se han ido suscribiendo con el tiempo, países, sus gobiernos, sus empresas, sus industrias y sus poblaciones, para evitar daños como el calentamiento global.

Uno de los efectos más dañinos para el planeta ha sido en los últimos treinta años el incremento de los desechos sólidos.

La basura se ha convertido en otro de los principales enemigos del planeta, especialmente en las concentraciones poblacionales.

Se estima que cada persona genera más de 500 kilos de basura cada año en el mundo entero, y se calcula que hacia 2018 podríamos estar generando poco más de 45 millones de toneladas de basura al año.

Desde las enormes metrópolis (Nueva York, Hong Kong, Ciudad de México) hasta las nuevas capitales regionales como Pachuca, Tula, Tepeji del Río o Atitalaquia, en Hidalgo.

Ante todo esto, reciclar ha sido una de las alternativas novedosas fijadas por estudiosos, especialistas, ambientalistas defensores del ambiente en el planeta.

Muchas y muy variadas formas de reciclar han encontrado en México grupos y organizaciones, entre los que destacan estudiantes y docentes universitarios de todo el país.

Sin embargo, muy a pesar de que el reciclado o reciclaje está casi instalado en nuestra cotidiana manera de vivir, aún hay millones de seres humanos que no comprenden o se resisten a adoptar esta práctica.

Aquí diez razones para reciclar:

  1. Se reduce la sobreexplotación de los recursos naturales y la contaminación del aire y el agua.
  2. Una gota de aceite usado contamina 1000 litros de agua.
  3. El reciclaje es una de las actividades más sencillas en las que podemos participar directamente.
  4. Por cada tonelada de papel que se recicla se salvan 18 árboles.
  5. Disminuye la presión sobre los rellenos sanitarios existentes, aumenta su vida útil y reduce la necesidad de crear otros nuevos.
  6. Si reciclamos le damos tiempo al planeta para reforestarse.
  7. Recuperar dos toneladas de plástico equivale a ahorrar una tonelada de petróleo.
  8. Se ahorra tiempo y dinero en la elaboración de nuevos productos.
  9. Por cada envase que se recicla se ahorra la energía necesaria para mantener un televisor encendido por 3 horas.
  10. Reciclar es reflejo de cultura y responsabilidad social.

Como puedes ver, no se trata de una moda ni de una circunstancia pasajera; se trata de un genuino compromiso que implica, sí, un enorme esfuerzo para hacer más amable la vida de los humanos y de otras especies vivas en este hermoso planeta que se llama Tierra.