Carta al egresado universitario que inicia su vida laboral

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Quiero felicitarte por haber cerrado el tan apasionante ciclo de la vida universitaria, es un periodo que no se volverá a repetir y que, seguro estoy, añorarás por siempre. A continuación voy a compartirte algunas líneas que se desprenden de vivencias reales y pretenden hacerte reflexionar, ahorrar tiempo, y motivarte a comenzar en tu vida laboral lo mejor posible.

Quiero ser muy claro y bajarte desde ahora de esa mágica nube en la que probablemente sigas, porque la lucha por un puesto en la vida laboral mexicana, hoy, es una verdadera carnicería. Los espacios son pocos, las y los aspirantes son muchos y en el juego de ganar o perder hombres y mujeres hacen de todo por quedarse con el trabajo. 

Olvídate entonces de buscar una oportunidad andando por las oficinas o la industria a medio gas, yendo con el clásico “busca empleo esperando no encontrar”. Si tu objetivo es quedarte con el puesto ve ¡con todo! Desde el primer momento. Y es que desde la forma de enviar tu documentación, redactar un e-mail, hacer una llamada, escribir por WhatsApp, presentarte a tus entrevistas y pruebas, van sumando elementos que el reclutador va calificando.

Con frecuencia llegan a las oficinas de recursos humanos currículos rimbombantes que impresionan solo de mirarlos, pero que se derrumban cuando al conocer al aspirante da cuenta de tener pésima ortografía, no saber hacer una llamada, no saber redactar un oficio, no saber operar la maquinaria más básica para desempeñar sus funciones.

Así que, una de las cualidades que un aspirante debe tener es la humildad para querer aprender. Juro que en tu universidad no te enseñaron acciones básicas que se desarrollan en una empresa, un estudio, una fábrica, y tus primeros días ya en la vida laboral contarán para tu vida futura igual ¡o mas! Que el título universitario que ya tienes o que sigue en proceso.

¡Sé humilde! Porque, la verdad, a la vista de quienes ya llevan años desarrollando actividades en el lugar de trabajo, estás prácticamente en cero. En la vieja escuela, era muy bien visto el “comenzar desde abajo, desde cero” y entonces con humildad se aprendía a barrer, limpiar, hacerla de mensajero, llevar los cafés, aprender de softwares o maquinaria, procesos, y luego llegar a la gerencia, a las direcciones, a la dirección general, a trascender, a dejar huella.

Quiero decirte que tu título universitario es una herramienta importantísima, pero es un documento que -con las facilidades que hoy dan las instituciones de educación superior- representa dificultades mínimas, de tal manera que casi cualquiera puede obtenerlo. Qué bien que hayas culminado la universidad, pero déjame decirte que en la competencia laboral hay al menos un millón de egresados mejores que tú, rubro por rubro.

La diferencia, que te pone por encima de otros, se centra en la proactividad, la calidad humana, los conocimientos adicionales que has adquirido más allá de lo que te ofreció la universidad, y el comportamiento como trabajador, que tiene que ver con tu puntualidad, tu aspecto, tu capacidad de relacionarte, tu puntualidad, tu responsabilidad, tu honestidad.

Lamento decírtelo, pero la conclusión de tu carrera es una parte mínima para el todo que buscan los reclutadores. De tal manera que mi consejo es: no te saltes pasos, aprende desde la base, comprende el momento que vives, siembra para cosechar, haz relaciones, pregunta sin temer, haz propuestas, y sobre todo, ¡aprende a captar instrucciones, a cumplir metas, a dar resultados! Al trabajador se le mide por re-sul-ta-dos.

Tu mente fresca, tu capacidad para adaptarte al mundo moderno, ya representan para ti un elemento positivo que a cualquier empresa le conviene. Aprende a madurar y a ofrecer a la organización lo mejor de ti, porque en el mediano plazo esa condición rendirá frutos y te catapultará más allá de tus propios objetivos.

También podrías llegar a tu nueva empresa creyendo que sabes más que todos, sembrando grilla desde el primer día, dividiendo al grupo, acortando procesos pues el jefe no se da cuenta. Podrías no acatar instrucciones porque tú no estudiaste para eso, podrías seguir así solo si tu meta es sumarte como un elemento más del tan triste México mediocre.

Con humildad, pero con todo tu potencial invertido hasta en el momento más mínimo, ve y trasciende. Es una carnicería de donde saldrás vivo, es un reto de vida que sabrás sortear, es un escenario en donde solo sobreviven los mejores, como tú. De nuevo, ¡muchas felicidades!