Creencias limitantes (Parte 3)

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Por Liz Barrón*

La violencia es un fenómeno que representa un factor de riesgo en cualquier etapa humana, principalmente en la infancia y es en donde nos concentraremos el día de hoy para realizar un análisis de lo que implica vivir en situación de violencia durante nuestra niñez.

A lo largo del trabajo que he realizado directamente con la población, he detectado que muchas niñas y niños refieren que viven ciertas condiciones de violencia, ya sea física, verbal, sexual, económica, vicaria, de género.

Lo que haremos será colocar una situación que represente cada uno de los tipos de violencia y las posibles creencias limitantes que esto puede generar en la vida de una persona.

Iniciando con la violencia física, si pensamos que un padre o una madre agrede con golpes, cachetadas, pellizcos, empujones, o cualquier forma de contacto físico que implique dolor al niño o a la niña, eso constituye una forma de naturalizar y adoptar la violencia en la vida propia.

¿Las personas que te aman, te golpean?, ¿Las personas a las que amas, las golpeas?, esto genera confusión del concepto de apego y cariño; entonces, ¿qué sucede con las personas a las que no amas?

La creencia limitante entonces podría referir que el cuerpo no tiene validez al ser agredido, no se concibe el cuidado del mismo y más adelante, se enferma física o mentalmente ya que fue lastimado.

En cuanto a la violencia verbal, en alguna ocasión pregunté en una plática en primaria hablando de autoestima: ¿Ustedes para qué creen que son buenos o buenas? Cuando uno de ellos levantó la mano y dijo: “Mi mamá dice que soy un bueno para nada”, esta connotación nos refiere que la expresión de una madre hacia su hijo, ha desencadenado una creencia limitante en él mismo y que podría determinar en la vida y decisiones que tome en base a este autoconcepto. La pregunta es, ¿qué le decimos a nuestros hijos o hijas todos los días?

Abordando la violencia sexual, sabemos que la infancia es una población vulnerable y que, desafortunadamente vive, en un alto porcentaje, este tipo de violencia, y que, al ser víctima de cualquier abuso sexual, el cuerpo se coloca como objeto y conlleva creencias autoinfligidas que atacan la emocionalidad a través de la culpa, la vergüenza e imposibilita en muchos casos, las relaciones interpersonales sanas. En la siguiente parte abordaré la violencia económica, vicaria y de género en la infancia para correlacionar las creencias limitantes que se desarrollan.