

La democracia mexicana pasa por momentos históricamente curiosos.
Como en otras épocas de acomodo, hoy las expresiones que un día fueron oposición han pasado a ser parte del nuevo liderazgo político, gubernamental, institucional.
De este modo es que se hicieron morenos los ex del PRI y del PAN, como los activos del PT y del PVEM.
El sitio ideológico y de operación política que ocuparon los opositores está vacío.
Escasamente los supervivientes tricolores o blanquiazules, junto a un Movimiento Ciudadano que se asienta, dan señales de vida, sin pena y sin gloria.
En Hidalgo ocurre lo mismo: no hay oposición. La enorme fuerza del morenismo y neo morenismo la ha aplastado.
Del último proceso electoral surgió en varios municipios una expresión social denominada «independiente».
Se trata de perfiles conocidos, con raíces en el PRI y coqueteos infructuosos con Morena.
Aunque se envuelven en la bandera de la sociedad civil organizada, en realidad son políticos que usaron a los resentidos y a los sin partidos para competir por las alcaldías y apenas les alcanzó para unas cuantas posiciones en los cabildos.
Ni siquiera consiguieron colocar perfiles en los cuadros administrativos municipales.
¿La razón? Las alcaldesas y los alcaldes ganadores ni siquiera les ofrecieron nada y sí, en cambio, están ejerciendo todo el poder. Todo.
Quizá el caso más representativo sea el de Tula, el tercero o cuarto municipio más importante de la entidad, en donde la oposición está representada por los «independientes».
A casi medio año de picar piedra con las causas sociales, han tenido un desempeño escaso, mucho menor al que ellos mismos podrían esperar de sí mismos.
Frente al enorme impacto de los programas sociales, alcanzan a movilizar pequeños grupos de inconformes.
A diario sostienen el argumento de la corrupción, malos manejos, arbitrariedades, atropellos, que les dio como mayor dividendo en el pasado reciente el encarcelamiento de un alcalde en funciones, que hoy está libre.
El asunto es que la tendencia apunta, no a una polarización extrema, como desearían algunos, sino a la sepultura de un movimiento que parecía interesante, pero que se ha perdido bajo el peso del ego y de la obsesión, con fórmulas que entraron en agotamiento exprés.
Considerando que los presupuestos, las decisiones y las alianzas más fuertes están de un solo lado, ¿hacia donde van las oposiciones?