No todo es dinero

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De empresarios y emprendedores.

“México pasa hoy por momentos difíciles, muy complicados”.

Esta es una frase que aplica a la realidad nacional de 2019, pero que ha sido utilizada por miles, millones de mexicanos, igual en el inicio de la Independencia que en el Primero y en el Segundo Imperio, igual en la reinstauración de la República que en la Reforma y en la Revolución.

Se dijo que la sociedad, la economía, la seguridad y la unidad familiar estaban en peligro y que había pocos empleos y pocas oportunidades en 1960, 1970, 1980, 1990, 2000… y 2019.

Aunque muchos quieren ver o presentar a la nuestra como una nación en constante y permanente crisis, lo cierto es que, si hay un verdadero país de oportunidades, ese es México.

Con sus 133 millones 336 mil 849 habitantes hasta esta mañana (49% hombres y 51% mujeres), con una edad mediana de 27 años, y con una esperanza de vida de 75 años, México, es la segunda economía más grande de Latinoamérica. Un gigante, sin duda.

Somos casi 95 millones de personas en edad de trabajar (mayores de 15 años) en el país; de los 56 millones de personas económicamente activas, 54 millones estamos ocupados y casi dos millones están desocupados.

Aunque parezca increíble, la tasa de desempleo en México se mantiene alrededor del 3%, su nivel más bajo en décadas.

Eso sí, hay que decir que más de la mitad de quienes sí trabajan, lo hacen de manera informal.

Y también hay que decir que 80 de cada 100 desempleados concluyeron algún nivel superior de estudio.

Ante la histórica desaparición de la clase media en México, consecuencia de diversos factores, comenzó a surgir en la sociedad, alentada por instituciones gubernamentales, la figura del emprendedor.

Una idea de negocio, iniciativa emprendedora, visión emprendedora y un pequeño capital financiero, han hecho posible que hoy en el país haya poco más de cuatro millones de micro, pequeñas y medianas empresas, que aportan casi el 72% del empleo total y 52% del producto interno bruto anual del país.

Mujeres y hombres enfrentan hoy la difícil situación de no contar con un empleo o de estar insatisfechos con el trabajo que desempeñan, por lo que están planteando iniciar un negocio.

Los expertos aconsejan que, antes de emprender, hay que evaluar todas las posibilidades, todas las alternativas, y cuando aparezca la idea de negocio, hay que dar de inmediato los pasos para conseguirlo.

Hay todavía miles de ideas de negocio en regiones tan relevantes de México, como la zona sur del Estado de Hidalgo, en donde se puede emprender alrededor de las vocaciones industrial, comercial, turística y de servicios que tienen los veinte municipios de la región, en donde vivimos por lo menos 250 mil personas.

Y hay que tener en cuenta los siguientes cinco puntos del emprendedor productivo, que evitará la muerte temprana de tu nuevo negocio y que te irá dando seguridad en el que muy bien puede terminar siendo tu proyecto de vida.

  1. Uno de los problemas que más presentan los emprendedores es la falta de confianza y la inseguridad ante la que encaran su proyecto de autoempleo. De hecho, muchos posibles emprendedores, se echan para atrás pensando en que pueden fracasar en su emprendimiento. La base de todo buen autoempleado debe contar con una dosis alta de autoconfianza y seguridad.
  2. Sentido común y libertad. Debemos actuar con libertad, pero con sentido común. Es lo que nos permitirá tomar decisiones más ordenadas y equilibradas.
  3. Crear un negocio propio obedece al propósito de realizarnos de manera personal y profesional, ser felices, pues. Si hemos elegido esta forma de vida, es fundamental que nos sintamos bien para nuestro estado de ánimo y abordar los problemas que, seguro llegarán, con más confianza y optimismo.
  4. Debemos crear objetivos alcanzables en forma de escalera ascendente. Empezar por objetivos en el primer escalón, los más fáciles, para luego ir alcanzando otros retos más complicados. No podemos llegar hasta arriba sin haber pasado por los peldaños inferiores. y
  5. Compartir experiencias:el emprendedor puede llegar a sentirse sólo sin contar con la ayuda de nuestro círculo, pero también de otros emprendedores que ya cuentan con experiencias pasadas, que ya han superado los mismos problemas que nosotros. Compartir experiencias con otros compañeros emprendedores puede ser un estímulo para nuestros objetivos, renovarán nuestros puntos de vista y nos inyectarán una dosis de energía y conocimiento empresarial.

Así que hoy, como desde siempre, vivimos tiempos difíciles, pero no imposibles.