Por Maritza G Méndez Caro*
Otra vez septiembre y México luce como de costumbre adornado y con sus puestos de banderas, trompetas y escudos por todo lo ancho y largo del país; un país tan grande y rico en etnias, usos, costumbres y clases sociales que tal vez pueda resultar complicado encajar a todos los mexicanos en un prototipo o generalizar nuestras características más simbólicas sin caer en el clásico cliché de lo que un mexicano debe de ser.
Al calor de la emoción por el Maratón de la Ciudad de México, (el cual es uno de los 15 maratones más reconocidos en el mundo, como dato informativo) y con el propósito de escribir este artículo, me detuve a observar desde otro cristal a estos mexicanos que se reunieron ese día para hacer lo mismo que hacen todos los días desde sus estados y colonias correspondientes pero esta vez todos juntos y con la misma meta: mujeres y hombres acudieron a si cita anual para correr y correr y al mismo tiempo me dieron ejemplos de algunas de las grandes cualidades que tenemos como mexicanos.
Cuando un mexicano quiere algo, no importa que tanto tenga que correr, insistir o buscar, no va a descansar conseguirlo, “así se muera en la raya”.
Nos identifica ese ánimo desbordado que tenemos ante cualquier cosa, no importa si competimos o sólo somos espectadores; cualquier encuentro se vuelve un escenario para porras, gritos, baile y diversión.
Sabemos ser excelentes anfitriones, somos amables y cálidos con nuestras vistas, desde el saludo, hasta esperarnos a comer o darnos un “buenos días” cuando nos encontramos en un pasillo común o elevador. Esto que parece básico y común para nosotros es algo que extrañamos cuando salimos al extranjero y nos topamos con la aparente “frialdad” de los habitantes de otros países.
Todos los que habitamos provincia amamos la tranquilidad de nuestras calles y avenidas y el hecho de que todo nos quede relativamente cerca (aunque esto no sea del todo cierto) y aunque negamos rotundamente querer renunciar a nuestro oasis estatal, todos disfrutamos enormemente la capital del país y se vuelve una aventura caminar sus calles, visitar sus museos o simplemente admirar sus edificios y parques.
Nos apoyamos mutuamente en momentos de crisis o esfuerzo, basta con ver a las familias que salen espontáneamente a suministrar chocolates, bocadillos y refrescos a los corredores sin importar que sean absolutos desconocidos, sabemos que en momentos de verdadera emergencia siempre habrá un paisano que nos tienda la mano, ya sea aquí o en el extranjero.
Entonar nuestro Himno Nacional en un estadio, auditorio o en plena calle puede hacer que nos broten las lágrimas de emoción o mínimo que se nos erice la piel. Es el orgullo patrio en su máxima expresión.
Todo triunfo amerita una comida y los fracasos también, porque “las penas con pan son buenas”, amamos la buena comida y podemos convertir el arte de comer en un ritual sagrado, desde su preparación hasta el momento del “recalentado”.
Basta con echar un vistazo a las cocinas poblanas en esta época y conocer la complicada logística de unos chiles en nogada para entender que la comida es un tema serio y muy importante para todos los mexicanos.
El Mexicano siempre saca la casta; lo hace cuando se necesita, y al día siguiente ¡también! Es capaz de sacar fuerzas de flaqueza y levantarse como todos los días para hacer su parte y sacar adelante al país, el dolor o el cansancio sí importan, pero son sus medallas de guerra pues sabe que ha entregado todo lo que tenía que dar.
Cualidades tenemos muchas y la realidad es que defectos también sé que donde ponemos nuestra energía crece.
Así que pongamos nuestra energía en aquello en lo que sí queremos crecer, esto significa negar nuestros defectos, es concentrarnos en lo que sí debemos alimentar y hacer trascender a las futuras generaciones para asegurarnos de que nuestro país siga siendo una gran nación y sobre todo que los mexicanos podamos ser capaces de triunfar no sólo en lo individual sino en lo colectivo recordando que en la unidad somos débiles, pero es en la totalidad es donde radica toda nuestra fuerza.
¡Feliz Cumpleaños México!