ARQUEOLOGIA DE GÉNERO: LA MUJER EN LA PREHISTORIA

0
2735

Mtro. Luis Manuel Gamboa Cabezas. CONACULTA-INAH.

La evolución socio- cultural para llegar a la civilización hay que pasar por varias etapas. Una de estas, la primera, es la sociedad igualitaria, se caracteriza porque las tares de hombre y mujer se realizan por igual con el propósito de ser recíprocos.
En la arqueología se ha demostrado que la mujer fue importante en varios quehaceres, no solo por ser quien procrea a los hijos, sino por su importancia económica al incorporarse con el hombre en actividades de caza, recolecta, pesca y cultivos precarios.
El arqueólogo australiano, Gordon Childe, afirmaba que: “Probablemente en los primeros momentos, el cultivo fue una actividad ocasional de las mujeres mientras que sus señores estaban ocupados en el negocio realmente serio de la caza”.
En otras etapas de desigualdad social la mujer pasa a un segundo término, tradicionalmente se les asocio con actividades cotidianas de mantenimiento, preparación de alimento, cuidado de los hijos, limpieza y atención del marido.
El estereotipo, origino que la mujer fuera sancionada en caso de querer competir con el hombre en cuanto a iguales beneficios sociales, económicos e incluso políticos.
La educación de la mujer a diferencia del hombre se ha englobado dentro de las actividades domésticas, por lo tanto, fuera de su casa, es mal visto su presencia en otro tipo de actividades menospreciando que no es capaz de tener experiencia o conocimientos para su desarrollo en actividades similares al hombre.
No obstante, hay mujeres en la época prehistórica que trascendieron. En las primeras etapas de la evolución social, queda claro, que la mujer es quien tiene el cuidado de los hijos y en los primeros años de su lactancia, esto no implica desigualdad o subordinación, sino que los roles que juegan los hombres y mujeres están separados para aprovechamiento de todos los recursos de subsistencia.
Es notorio como en esta primera etapa, la mujer, está integrada en rituales relacionados con la fertilidad y asociada a la tierra. Su útero simboliza la cueva donde nace un nuevo ser, quien, al morir, es enterrado en su hogar de forma directa en una oquedad, que representa el regreso al útero de la madre.
La mujer se representa en escultura talladas en piedra o hueso, una de estas es la Venus de Willendorf, es una escultura reconocida a nivel mundial, interpretada como diosa- madre, se representa con grandes pechos, vientre y nalgas abultadas y la vulva indicada.
Es la representación de la fecundidad y fertilidad. Hay múltiples pinturas rupestres en cuevas o abrigos que se extienden desde Francia hasta Rusia, con una temporalidad del 30.000 y 20.000 años de antigüedad, donde se pintaron y grabaron siluetas esquemáticas de cuerpos femeninos y vulvas que hacen referencia al órgano sexual femenino.
En esta etapa igualitaria es probable que comenzar a surgir una diferencia entre el hombre y la mujer, que sería el matriarcado, el cual etnográficamente todavía se ha documentado en algunas comunidades de grupos étnicos.
El matriarcado se forma por familias con una mujer y su descendencia, hay hijos e hijas. En donde, no todas las mujeres tienen que embarazarse, podrían dedicarse a las actividades de caza donde la fuerza se deja a un lado, sino que hay cualidades que permiten colaborar, concentrarse y confiar entre compañeros para garantizar un sustento en la familia. Los hombres son quienes se quedan al cuidado de los hijos, las personas adultas y de algunas actividades artesanales de productos textiles, cerámicas, entre otros.
En el proceso evolutivo surge el cambio, intencional o casual, pero queda claro, que los roles se cambiaron donde la mujer paso a desempeñar actividades presuntamente cotidianas y caseras.
Por otra parte, hay representaciones en el arte rupestre, donde las actividades que muestran las mujeres, es integrarse a la danza y ocio, agricultura y recolección, pastoreo y maternidad.
Hay una imagen típica del rapto de mujeres en la prehistoria, donde es jalada de los cabellos. Esta idea es para reflexionar, sobre los datos osteológicos que se tienen, ya que se ha demostrado que la mujer moría muy joven, en promedio de 35 a 45 años.
Es notorio un acelerado trastorno osteológico por falta de alimentación, perdida de hierro y nacimientos prematuros. Es probable, que, en estos momentos críticos, la mujer dejo de ser la líder del grupo y cedió el paso al hombre.
La falta de mujeres seria lo que motivara al rapto, pero también tiene que ver por las condiciones socio- económicas, donde el hombre se ha considerado en algunas comunidades más importante, porque es quien garantiza la defensa y sustento de la familia.
Hoy podemos reivindicar el papel de la mujer, pero también dar la importancia que merecen las relaciones entre hombres y mujeres que son las que articulan los procesos sociales, económicos, políticos, ideológicos y rituales que no han sido considerados hasta el momento.
Los estudios prehistóricos están interpretando las evidencias arqueológicas bajo estereotipos, que han servido para justificar en el presente la desigualdad entre los sexos. Los hombres han ocupado el centro como protagonistas del devenir histórico mientras que las mujeres han estado relegadas a un lugar secundario en el mejor de los casos.
Hoy sabemos que realmente no es así y que debemos reconocer las contribuciones que se han hecho por las mujeres a través del tiempo.
Sin embargo, es el inicio donde todavía se plantea: ¿si la visión del pasado esta sesgada por la masculinidad?; ¿si el pasado es sexista o es nuestra visión actual del pasado la que es sexista?
¿Por qué solo se resalta la importancia de la mujer en el pasado, que pasa en otros momentos?; ¿Qué es lo que ha hecho la arqueología feminista en el trabajo arqueologico para reivindicar el papel de la mujer en el pasado?; y ¿Por qué la Arqueología Feminista puede provocar cierto rechazo? Son muchas preguntas, poco espacio, nos vemos en la siguiente reflexión.